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El 2021, otro año para vivir en peligro

Además del COVID-19 azotan a Argentina otros virus de estricta circulación doméstica para los que se buscan vacunas desde hace 70 años

OPINIÓN 01/01/2021 Guillermo Laborda
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Fue allá por 1965 y en Indonesia cuando el dictador Sukarno aludió a "el año en que vivimos en peligro". Aludía a los 12 intensos meses que habían transcurrido en ese país con desborde inflacionario, guerras, intentos de golpe, y cientos de miles de muertos. Después, en 1982, vino la exitosa película australiana dirigida por Peter Weir, con Mel Gibson y Sigourney Weaver. El slogan de Sukarno, por la pandemia, es reutilizado 55 años después con intensidad. Existen en Google más de 15 millones de referencias a la búsqueda: "2020 el año que vivimos en peligro". 

Pero el 2021 puede ser otro año en el que la frase de Sukarno estará en boga en el planeta. Y como siempre, las probabilidades son mayores en la Argentina. Además del COVID-19 azotan al país otros virus de estricta circulación doméstica para los que se buscan vacunas desde hace 70 años: desborde fiscal y monetario, un sector público gigante e ineficiente, alta inflación, alto desempleo, alta recesión, alta pobreza, alta presión impositiva, alta economía en negro.

Primero, lo internacional: la suba de los casos de COVID en Europa y en Estados Unidos está retrasando el retorno a la normalidad económica. Para que las vacunas aprobadas por la FDA permitan el fin de bloqueos a la circulación de personas y disparen la recuperación de las economías, resta por lo menos un semestre. En el interín se hacen necesarios nuevos paquetes de ayuda como el que se acaba de aprobar en Estados Unidos tras varias semanas de intensa lucha política entre republicanos y demócratas. ¿Cuál es el límite a las medidas de expansión fiscal de los países? ¿Cuánta deuda más se tolera? Las compañías norteamericanas emitieron deuda por 2,5 billones de dólares en 2020, y están en el máximo histórico de endeudamiento. ¿Cuánto más negativas pueden ser las tasas de interés? Sólo el 15% de los bonos que circulan en los mercados mundiales rinden arriba del 2% y sólo el 10% rinden arriba del 3% anual (Argentina, con su retorno de 16% anual en dólares, estaría en el 0,1%). Los paquetes de ayuda en los principales países fueron de 20% del PBI en muchos casos con un fuerte incremento de la deuda.

Raghuram Rajan (Universidad de Chicago y Economista Jefe del FMI entre 2003 y 2006) escribió un artículo en Project Syndicate semanas atrás titulado: "¿Cuánta deuda es demasiada?". Advierte que la deuda de economías avanzadas como porcentaje del PBI se está acercando a los máximos post Segunda Guerra Mundial. Es cierto que las bajas tasas de interés, negativas en muchos casos, reducen los pagos de intereses anuales pero los ratios de deuda PBI "aumentaron más de 20 puntos porcentuales". Le dedica Rajan un párrafo a los fanáticos de la Teoría Monetaria Moderna, cuya sucursal en la Argentina tiene a Matías Kulfas como estandarte de la emisión de moneda sin límite. Define como "espejito de colores" al financiamiento monetario. De nuevo, ¿cuánta deuda más pueden emitir EE.UU. y la Unión Europea? "Las economías avanzadas no se convertirán en Zimbabue en el futuro cercano y tal vez nunca" agrega Rajan, pero "no sería sorprendente ver una inflación más alta en unos años...el gasto público debe ser sensato y no estar basado en un pensamiento monetario mágico" concluye.

Hay cierto espacio entonces aún en economías avanzadas para lidiar con el COVID-19. Pero ¿en el resto? Brasil por ejemplo ya no tiene demasiado margen para aumentar su endeudamiento en los mercados internacionales. El espacio fiscal en mercados emergentes se acaba. Lo más probable es que veamos que, si se extienen los efectos negativos de la pandemia, haya una larga fila de países frente al mostrador del FMI solicitando asistencia financiera para mitigar la crisis. Ecuador que es ejemplo ahora para la Argentina (cerró en tres meses restructuración de la deuda y acuerdo con FMI) también puede pasar a ser víctima de la segunda y tercera ola del COVID-19.

¿Y la Argentina? Una vez más es la nación que se haya en la posición más débil y encima combatiendo a los que en teoría podrían salir a dar asistencia a los países. El kirchnerismo le apunta al FMI, pero debería extender su bombardeo al Banco Mundial y al BID. Y en realidad le debería apuntar a los países miembros para ser consecuente con su ideología. Sólo queda Putin de amigo. Y China oscila en función de lo que obtenga. Es el kirchnerismo contra el resto del mundo. En los últimos meses de la gestión de Mauricio Macri, el Banco Mundial frenó el desembolso de una línea a la Argentina. Hay hartazgo en Washington con la Argentina. Ahora la esperanza de Alberto Fernández está basada en un llamado telefónico a Joe Biden que destrabe la negociación con el FMI y permita que la Argentina postergue el ajuste, que en realidad es el encarrilamiento fiscal de la economía. Imposible que ese llamado tenga éxito en el actual contexto. La enorme cantidad de medidas adoptadas y vigentes hoy a contramano de lo que indica cualquier Manual de Principios de Economía hace que sea imposible para países miembros y para el staff del FMI validar un acuerdo. Ya los integrantes del staff del FMI que firmaron el fallido acuerdo con la Argentina fueron eyectados tras su fracaso. Quien firme un nuevo acuerdo lo pensará dos veces. Los países europeos hoy votarían en contra de un acuerdo con la Argentina. Se opusieron ya al entendimiento entre Christine Lagarde y Mauricio Macri. Ahora están más beligerantes con la Argentina y sus embajadores reciben constantes reclamos de las empresas europeas que operan en el país por controles de precios y de cambios.

¿Cuál es el escenario más probable en este 2021 que nuevamente viviremos en peligro? Que pase marzo y abril y no se obtenga un entendimiento con el FMI. En mayo se entraría en default con el Club de París pero el tigre, la Argentina, ya tiene muchas manchas similares y una más no gatillará una corrida cambiaria. Bien diferente es un default con el FMI. Existe un vencimiento en septiembre, un mes antes de las elecciones legislativas por u$s 3.000 millones aproximadamente. En teoría un atraso en el pago de dos o tres meses no genera inconvenientes legales, pero el titular en medios internacionales en septiembre sobre "DEFAULT ARGENTINO AL FMI" puede gatillar caídas fuertes en mercados y corridas al dólar. Hoy el riesgo país no sube más porque existe la esperanza de un acuerdo. Cristina Kirchner hundió el plan de Martín Guzmán con dos misiles que impiden un encarrilamiento de las cuentas públicas a mediano plazo: la nueva ley de movilidad previsional y el congelamiento de tarifas. Los entes reguladores de electricidad y gas están copados por cristinistas. Complicado el presidente desmarcarse de la vicepresidenta.

El camino para Alberto se abre en dos: uno, equilibrando las cuentas públicas, le asegura a mediano plazo una salida más rápida de la recesión y acuerdo con el FMI. Pero enfrentándose a Cristina. El otro camino es romper con el FMI e ingresar, de la mano de Cristina, en un sendero oscuro, nunca transitado. Cristina sostiene que las elecciones se ganan sin ajustes. No siempre se cumple esa teoría. Es más probable perder elecciones con una inflación mayor al 50% anual, dólar en alza y otro año de caída del salario real. ¿Qué elegirá Alberto? Hoy parecería el segundo camino, el oscuro. Habrá que ver si mantiene esa elección con el paso de los meses.

Guillermo Laborda para LPO

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