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La vacuna de la gripe puede potenciar la inmunidad contra el coronavirus

Varios estudios observan que la inmunización refuerza las defensas contra el SARS-CoV-2 y disminuye la mortalidad por covid

SALUD - CORONAVIRUS 13/11/2020 NUÑO DOMÍNGUEZ*
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La vacuna de la gripe puede reforzar el sistema inmune para combatir y eliminar al nuevo coronavirus. Así lo sugiere un nuevo estudio, aún preliminar, que por primera vez ha estudiado los efectos de la vacuna de la gripe a nivel molecular en presencia del nuevo virus SARS-CoV-2. El trabajo se ha realizado en los Países Bajos y también sugiere que la vacuna de la gripe protege hasta un 39% del contagio de coronavirus.

 
Hasta ahora no estaba claro si la vacuna de la gripe y las de otras enfermedades pueden mejorar o empeorar el pronóstico de los infectados por covid o incluso si pueden ayudar a que no se contagien. En los últimos meses, varios estudios han descrito efectos positivos de la vacunación de la gripe. En Italia se observó que las personas mayores vacunadas de la gripe tenían menos mortalidad por covid que las que no lo estaban, según un trabajo ya revisado por expertos independientes y publicados en una revista científica. El mismo equipo ha encontrado datos similares en EE UU, aunque en este caso se trata de un estudio aún no revisado. Otros trabajos van en la misma línea.

Sin embargo aún quedan dudas. Existe un estudio preliminar que parece detectar el efecto contrario: mayor incidencia y mortalidad por covid entre los vacunados. Del mismo modo se ha observado que otra vacuna, la de la tuberculosis, también puede proteger parcialmente contra el coronavirus. Ya hay en marcha varios ensayos clínicos con pacientes para intentar demostrar ese efecto positivo.

El nuevo estudio mantiene que la vacuna de la gripe refuerza la primera línea de defensa del sistema inmune —conocida como inmunidad innata— y apunta por qué. Esta primera línea se activa poco después de que un patógeno entre en el organismo e incluye células que pueden identificar la amenaza, lanzar una señal de alarma generalizada para que otros efectivos acudan al lugar de la infección y también células asesinas naturales capaces de matar a las células que ya hayan sido infectadas.

El trabajo se basa en muestras de sangre de personas sanas a las que primero se añadió una vacuna de la gripe tetravalente —combate cuatro variantes del virus— y después el SARS-CoV-2. El trabajo muestra un refuerzo de la respuesta inmune innata y la secreción de cierto tipo de citocinas. Si bien estas proteínas del sistema inmune se han venido asociando a pronósticos graves e incluso a la muerte por covid en pacientes ya muy enfermos, en las fases iniciales de la infección estas moléculas ayudarían a montar una respuesta del sistema inmune más equilibrada. Además, los investigadores sugieren que la vacuna de la gripe favorece que la primera línea de inmunidad se enlace mejor con la segunda línea, que incluye la producción de anticuerpos, proteínas capaces de bloquear al virus para que no infecte más, y células inmunes capaces de recordar al virus durante meses o años para destruirlo si vuelve a aparecer.

El trabajo, dirigido Mihail Netea, del Centro Médico de la Universidad de Nimega, además ha estudiado la incidencia de covid entre más de 10.000 trabajadores sanitarios de los que 184 se contagiaron en el centro y la compara con otros centros sanitarios del país. El estudio muestra que el riesgo de contraer covid es aproximadamente un 39% menor en los que se habían vacunado previamente de la gripe.

 
“Este es un estudio epidemiológico, no ensayo clínico randomizado y prospectivo, por lo que no podemos estar completamente seguros de que la vacuna de la gripe tenga un efecto tan grande como el observado”, explica Netea. “En cualquier caso es posible que sí se dé esta protección y que la vacuna reduzca la expansión de la covid-19”, añade. EL trabajo se encuentra en proceso de revisión para ser publicado en una revista científica, añade.

Los responsables del trabajo advierten de algunas limitaciones en su estudio. Por ejemplo, es posible que el riesgo de infección sea mayor en unos trabajadores sanitarios que en otros, independientemente de si están vacunados o no, lo que puede afectar a los resultados. Además hay un posible sesgo ya que en general las personas que se vacunan son gente mucho más precavida y preocupada por su salud y por un posible contagio que las que no se vacunan.

“Con estos datos y teniendo en cuenta que aún quedan meses hasta que haya una vacuna eficaz contra el covid disponible de forma generalizada, la vacuna de la gripe puede no solo ayudar a contener ese virus, sino también la carga de infecciones por covid, especialmente en hospitales”, concluye el estudio.

“Estos datos nos muestran que la vacuna de la gripe puede potenciar la inmunidad natural”, resalta Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología. “El tipo de vacuna estudiado, la tetravalente, se parece bastante a la que en España se da a las personas mayores de 65 años”, explica. Además el trabajo ha visto un efecto inmune adicional si además de la vacuna de la gripe se ha recibido la de la tuberculosis (BCG) añade.

 
“El efecto protector observado es moderado, pero lo importante es que demuestra in vitro por primera vez que esta vacuna potencia la inmunidad entrenada”, explica Carmen Cámara inmunóloga del Hospital La Paz de Madrid. Hasta ahora esto se había demostrado con la vacuna de la tuberculosis BCG y con vacunas vivas. “En los dos años siguientes a recibir estas vacunas, el sistema innato actúa con mayor intensidad ante otras infecciones virales. El mecanismo es precisamente entrenar a las células del sistema inmune innato como asesinas naturales, macrógagos o monocitos para responder de forma más rápida e intensa frente a otras infecciones virales”, detalla.

Este estudio “aporta una razón adicional para vacunarse de la gripe, pero no es suficiente para ampliar la indicación de la vacuna de la gripe a toda la población”, resalta Cámara. En la actualidad la vacuna está recomendada para los mayores de 65 años y a personas inmunodeprimidas y a personas sanitario. En 2017, solo se vacunaron el 54% de los mayores de 65 años; y ese porcentaje reducido resulta buenísimo si se compara con el del personal sanitario: solo se vacunó el 35%.

Se han descrito efectos de inmunidad entrenada con la BCG [tuberculosis], con otras vacunas, e incluso se ha postulado con la DTT [difteria, tétanos y tosferina], pero hay que demostrarlo", advierte África González, inmunóloga de la Universidad de Vigo. "Es buena idea probarlo; se abren puertas a nuevos estudios”, añade.

*Para El País

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