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Sobreseen a mujer que mató a su pareja porque era víctima de violencia de género

El fallo, de gran persecución en todo el país, se dio en los Tribunales de la ciudad de Córdoba. Hay un gran debate entre quienes sostienen que si hubiese sido un hombre, el fallo no sería el mismo

JUDICIALES 10/08/2020 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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Jueza Cristina Edith Giordano

Una historia de inmensa vulnerabilidad, de violencia de género, de extremo sometimiento y miedo. Así se podría resumir buena parte de los argumentos que la justicia valoró para dictar el sobreseimiento por legítima defensa de Jésica Salgado (28), la mujer que en la madrugada del 5 de junio pasado apuñaló en la pierna a su pareja, Raúl Tula (65), en una casa de barrio Cooperativa Sangre y Sol, en la ciudad de Córdoba. 

Habían ido junto a sus hijas, de  2 años una y 3 meses la otra, a la casa del hermano de Jésica. Discutieron más de una vez. En la vereda, él le propinó golpes de puño y patadas en medio de insultos irreproducibles. Luego entraron y se quedaron varias horas más. Cerca de las 4, Tula le dijo a Jésica que se irían, pero ella se negó. Le había advertido a su cuñada que temía por su vida: “Cuando lleguemos a casa, me va a matar”, le dijo. 


Según la investigación, Tula agarró con fuerza a Jésica y la arrastró hasta la puerta. “Pará viejo, pará”, gritaba ella, intentando soltarse. Fue ahí que agarró un cuchillo y se lo clavó en la pierna izquierda. Ella se descompensó unos segundos y luego salió corriendo la casa. 

 
Allí quedaban su hermano y su cuñada asistiendo a Tula, que pedía auxilio y gritaba “la voy a matar, la voy a matar”. Él murió desangrado antes de que llegara la ambulancia que una vecina, alertada por los gritos, había llamado. 

“Inicialmente la causa se caratuló como homicidio calificado por el vínculo, porque ellos eran pareja, pero a poco de transitar la investigación, ya con los resultados de la autopsia, se vislumbraba que Jésica tuvo intención de lesionar pero no de matar, por lo que se modificó la calificación a homicidio preterintencional”, explica a La Voz Betina Croppi, fiscal de Violencia Familiar que tiene a su cargo la causa. 

 

“Con el transcurso de la investigación, y analizando el perfil de la imputada y de su entorno, quedó en evidencia un enorme sometimiento por parte del fallecido, una relación de mucha asimetría y de extrema violencia”, detalla la fiscal. 

 
Según los testimonios recopilados en la investigación, Tula era un hombre que había sido violento con cada pareja con la que se relacionó, al punto de haber mantenido cautiva durante tres meses y en condiciones deplorables a una trabajadora sexual con la que había convenido un encuentro. 

Una denuncia y una restricción que no se cumplió

A la violencia contra Jésica la había denunciado su madre en marzo pasado, y le había costado una restricción del hogar que nunca cumplió. “Jésica es una persona muy vulnerable, muy joven y con graves problemas de adicción, que incluso había perdido la custodia de su hija más grande”, describe Croppi. 

“Esa noche, ella había sido golpeada, estaba asustada, por eso no quería irse con Tula. Ella pidió ayuda, dijo que la iban a matar, y como él la violentó de nuevo, se defendió clavándole un cuchillo en la pierna”, precisa Croppi. 
En la causa consta que ella huyó de la casa de su hermano tras asestarle la puñalada a Tula, y que se enteró tiempo después de que había muerto, cuando su hermano la encontró caminando sola al costado de avenida Circunvalación. “Yo lo quiero ver, no puede ser, no lo quise matar, no le hice nada”, gritaba Jésica. 

Para Croppi, la conclusión es que “no tuvo intención de matar sino de defenderse proporcionalmente de las agresiones que venía sufriendo”.

Allegados a la mujer cuentan que su pareja la obligaba a prostituirse y a robar para conseguir dinero. 

Asimetría y violencia en aumento

La pericia psicológica de Jésica denota que mantenía con Tula “características de pareja disfuncional, con marcada asimetría en cuanto a las posibilidades de ejercer control y dominio sobre ella” además de “episodios frecuentes de violencia verbal y física que habrían aumentado la intensidad a través del tiempo”. “Se advierte contexto de sometimiento, aislamiento y hostigamiento frecuente”, detalla. 

La jueza de Control Cristina Edith Giordano resolvió a favor del pedido de Croppi, y dicto el sobreseimiento total de Jésica Alejandra Salgado por considerar que actuó en defensa propia. 

Por Laura GIUBERGIA La Voz del Interior

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