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Gatillo fácil: consecuencia de una sociedad hipócrita e intolerante

No hay razón que justifique la muerte y menos aún por gatillo fácil. La sociedad es intolerante y quienes reclaman mano dura seguramente tienen más de un muerto guardado en el placard

OPINIÓN 07/08/2020 Carlos ZIMERMAN
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La muerte de Blas Correa en la Ciudad de Córdoba, a consecuencia de policías asesinos que mataron sin razón alguna, siendo un nuevo caso de "gatillo fácil" en nuestro país, deja al descubierto la intolerancia e hipocresía de una sociedad que pide "mano dura" y que en muchos de los casos, quienes lo piden, tienen más de un muerto en el placard.

El país tiene un excelente Código Penal más allá de las modificaciones y adaptaciones que se le tiene que hacer para modernizarlo, principalmente en referencia  a las nuevas tecnologías y otros tipos de nuevos delitos.

Lo que en realidad hace falta es aplicar el Código Penal, que es lo que en muchas oportunidades los jueces no hacen.

La sociedad pide "mano dura" y muchas veces la política en forma irresponsable avala ese pedido, no por convicción, sino para no llevar la contra a una sociedad totalmente influenciada por actores con intereses particulares.

Lo de Córdoba fue un ASESINATO, no hay otra manera de calificarlo. Los policías actuaron de manera impune y cobarde. Deben ser juzgados y encarcelados con el máximo rigor.

No existía razón alguna para actuar de la manera en la que los uniformados lo hicieron y no puede haber especulaciones de ningún tipo.

Escuché argumentar que los policías pensaban que eran delincuentes que se estaban escapando tras cometer un delito: argumento falso y perverso.

En el supuesto de que esa hipótesis hubiese sido real, las fuerzas policiales tienen mecanismos para poder detener sin necesidad de disparar y matar, máxime cuando del otro lado no existió agresión alguna.

El arma que se les quiso "plantar" a los jóvenes demuestra el pensamiento de estos policías y por sobre todo la premeditación, que no es otra cosa que la intención previa de matar por matar y luego procurar con un ardid legal impunidad. El policía que tiene todo preparado para buscar justificar una muerte, no es otra cosa que un asesino en potencia. 

Estos policías ya iban predispuestos a matar en forma innecesaria, por eso tenían un arma para "plantar", no tiene que haber contemplación alguna.

Quienes piden "mano dura" lamentablemente tienen  en la vida trunca de Blas las nefastas consecuencias de sus reclamos egoístas.

Hoy, amparados en esos pedidos, Blas ya no está entre nosotros, los asesinos de este joven seguramente creyeron que eran delincuentes y con ese solo argumento mataron por matar.

La muerte de Blas no es otra cosa que la convalidación  de la hipocresía y el egoísmo de  una sociedad que seguramente está cansada de la inseguridad, pero que nadie tuvo la capacidad de decirle que ni aún siendo delincuentes se justifica truncar una vida y no apostar a la recuperación.

Los policías que mataron a Blas son ASESINOS, pero eso hipócritas y egoístas que solo piensan en ellos y en el hoy,  también tienen su grado de complicidad.

 

 
 
 

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