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A 26 años del atentado, el presidente de la AMIA manifestó su preocupación por la presencia de Hezbollah en la Triple Frontera y pidió la designación de un juez permanente

En un acto virtual por la pandemia de coronavirus, Ariel Eichbaum solicitó además el esclarecimiento del asesinato del fiscal Alberto Nisman. "26 años de impunidad son insoportables", dijo

NACIONALES 17/07/2020 Heretz Nivel
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En un atípico acto virtual por la pandemia del coronavirus, la AMIA renovó su pedido de Justicia por el ataque terrorista perpetrado por Hezbollah con el apoyo de Irán hace 26 años.

Durante el discurso principal, pronunciado por el presidente de la entidad, Ariel Eichbaum, se le solicitó al gobierno nacional que aumente la presión política internacional para detener a los principales acusados, sobre quienes pesan órdenes de captura internacional. Además, manifestó su preocupación por la reciente renuncia del juez Rodolfo Canicoba Corral, que estaba a cargo de la instrucción. “La causa AMIA no puede quedar sometida a los vaivenes de jueces subrogantes, que irán cambiando cada 6 meses, pues eso implicará una nueva razón para que permanezca definitivamente estancada”, aseguró.

Eichbaum también alertó por la presencia de Hezbollah en la Triple Frontera, valoró que el gobierno argentino haya mantenido la decisión de la administración de Mauricio Macri de mantener esa agrupación en la lista de organizaciones terroristas y realizó un pedido especial para esclarecer el crimen de Alberto Nisman, el fiscal que realizó la investigación y pudo determinar cómo y quiénes planificaron la voladura de la mutual judía.

El mensaje, grabado y transmitido a través de redes sociales, incluyó un video con testimonios de sobrevivientes del ataque.

El discurso completo de Ariel Eichbau,

Estamos transitando un momento histórico. Inédito.

Con consecuencias en todos los órdenes de nuestra vida.

Y con urgencias y necesidades que nos duelen.

No sabemos si, tras la pandemia, el mundo –tal como lo conocíamos- volverá a ser igual.

En tanto, nuestra vida cotidiana –no hay dudas- se ha transformado.

Sin embargo, hay algo que hace 26 años sigue exactamente igual. Desde el 18 de julio de 1994, a las 9.53 de la mañana, el tiempo de la justicia está detenido.

“Cada 18 de julio es otra bomba”. Cada mes, cada día, de estos 26 años que vivimos en impunidad, el asesinato se repite, el terrorismo gana la batalla y nuestra democracia no puede saldar una de sus deudas más vergonzantes.

Me pareció importante transmitir este mensaje desde nuestra sede reconstruida, pero por primera vez en 26 años no podemos encontrarnos aquí sobre la calle Pasteur y rendir en forma presencial homenaje a las víctimas.

Pero esto no debe confundir a nadie: a pesar del contexto, del aislamiento y de la distancia física, nuestro dolor no cambia. Ese día quedará grabado por siempre en la memoria colectiva de todos los argentinos y, aunque no podamos estar reunidos para encender una vela y colocar una flor, seguimos juntos y de pie, honrando la memoria y exigiendo justicia.

En estos momentos en los que nos acostumbramos a escuchar cifras de fallecimientos todos los días, sentimos la obligación moral de traer al presente el recuerdo de las 85 vidas que no fueron interrumpidas por un desastre natural, por una enfermedad, o una tragedia imposible de prevenir. Fueron asesinados como producto de una decisión, una planificación y una ejecución, realizadas por una organización terrorista apoyada por un estado extranjero.

El año pasado se creó en la Argentina el primer registro nacional de personas y agrupaciones vinculadas con el terrorismo. Queremos destacar la decisión de que ese registro siga vigente al día de hoy.

Se designó a Hezbollah como organización terrorista y se comenzó a marcar el rumbo en la región, que ya siguieron Paraguay, Honduras, Guatemala y Colombia. Desde Europa, Alemania se ha sumado a la lista de países que tienen en claro la verdadera naturaleza del Hezbollah, y que han decidido llamar a las cosas por su nombre: Hezbollah es una agrupación terrorista, y su vinculación con el atentado a la AMIA está completamente probada en el expediente judicial.

Tenemos la necesidad de decirlo una vez más: conocemos gran parte de la verdad. Falta la justicia.

Es largo todavía el camino por recorrer. Les pedimos a las naciones del mundo, a los países de nuestro continente, comenzando por nuestras repúblicas hermanas de Brasil y Uruguay, que también tomen acciones concretas contra Hezbollah y cualquier otra organización terrorista.

Sabemos que Hezbollah sigue operando y fuertemente en la zona de la Triple Frontera; sus contactos con grupos criminales brasileños y sus intentos de penetrar el territorio argentino en la provincia de Misiones deben ser una preocupación de las autoridades nacionales.

Hezbollah no es una amenaza del pasado. Es una amenaza presente que debe ser neutralizada y rechazada enérgicamente, con acciones concretas allí donde se pretenda instalar.

La República Islámica de Irán, patrocinadora y cómplice del Hezbollah, también ha sido señalada por la justicia argentina como la responsable intelectual del ataque, y de haber utilizado su embajada aquí en Buenos Aires como una estación de inteligencia para llevar adelante el atentado. La justicia argentina ha emitido órdenes de captura internacional contra ex funcionarios del gobierno de ese país, pero lamentablemente no han podido ser arrestados y traídos para ser juzgados, a pesar de que, sabemos perfectamente, una y otra vez viajan a otros países donde reciben cobijo y se mantienen al margen de la ley.

Pedimos a las autoridades nacionales que extremen sus esfuerzos políticos y diplomáticos para que las capturas internacionales sigan vigentes en Interpol, y para que la comunidad internacional toda colabore finalmente con el reclamo argentino de Justicia, para que esto no ocurra más: si uno de los acusados del crimen de 85 personas viaja fuera Irán, que sea inmediatamente detenido y puesto a disposición del juez y los fiscales de la causa.

También está comprobado que los imputados no pudieron actuar solos, sin apoyo local. Sin embargo, 26 años más tarde, no hay una sola persona condenada y cumpliendo pena por un crimen de lesa humanidad. 85 muertos, 26 años, ni un solo preso.

Aunque parezca mentira, todavía se está juzgando a Carlos Telleldín, quien fue detenido tan sólo una semana después del hecho, acusado de haber acondicionado y entregado la camioneta trafic usada como coche-bomba. Luego de su primer juicio en el que fue absuelto en forma irregular, la Corte Suprema ordenó en 2009 que fuera juzgado nuevamente. Once años han pasado y todavía no tenemos sentencia. El ritmo lento y cansino que impuso el Tribunal Oral Federal 3 atenta contra las aspiraciones de justicia de toda la sociedad.

Necesitamos que los jueces Ríos, Canero y Basso asuman la enorme responsabilidad que tienen, y que le otorguen al juicio la trascendencia que realmente debe tener. Siempre sostuvimos que Telleldín supo a quién le había entregado la camioneta, y este juicio lo ha corroborado. Confiamos en que la Fiscalía, encabezada por los Fiscales Roberto Salum y Santiago Eyherabide, pedirá la máxima pena para el acusado. Por eso necesitamos que el Tribunal acelere el trámite del proceso y dicte la condena a quien participó en el atentado proveyendo el coche-bomba.

Recientemente el Procurador General Interino, doctor Casal, ha designado un nuevo fiscal, para que integre la Unidad Fiscal AMIA, hoy a cargo del doctor Sebastián Basso. Ocurre que esta designación fue sólo a tiempo parcial, ya que el nuevo Fiscal se ocupará también de llevar adelante juicios por delitos de lesa humanidad en La Plata. No podemos dejar de preguntarnos la razón de un nombramiento con dedicación parcial. La investigación de la causa de terrorismo internacional más importante de este país amerita dedicación absoluta.

Después de 26 años los esfuerzos deberían redoblarse, ser mayores aún, poner todo el empeño posible, y designaciones a tiempo parcial claramente van en sentido contrario al esfuerzo que realmente se requiere.

Hace pocos días el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, a cargo de la causa por el atentado a la AMIA desde el año 2005, presentó su renuncia.

Nos preocupa en este sentido que el juzgado en el que tramita la causa más compleja de la historia judicial argentina, tal como fue calificada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quede vacante y sin un juez a cargo.

La causa AMIA no puede quedar sometida a los vaivenes de jueces subrogantes, que irán cambiando cada 6 meses, pues eso implicará una nueva razón para que permanezca definitivamente estancada.

Así como reclamamos que el Estado redoble los esfuerzos puestos al servicio del total esclarecimiento, y rechazamos las designaciones de fiscales a tiempo parcial, pedimos a los tres poderes que extremen los esfuerzos y los mecanismos institucionales correspondientes para que la causa AMIA tenga prontamente un juez a cargo, de manera definitiva.

Necesitamos, y parece increíble tener que decirlo a 26 años del criminal atentado, un juez que pueda realmente abocarse al estudio del caso y a conocerlo en profundidad, tal como su compleja naturaleza lo exige.

Al mismo tiempo, nos indigna ver una vez más cómo se utiliza la causa AMIA, con el dolor todavía a flor de piel de todo un país, para cuestiones políticas que nada tienen que ver con el esclarecimiento del caso y el juzgamiento de los culpables.

Observamos con asombro que el doctor Mario Cimadevilla, quien estuviera al frente de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia, ahora sale a hacer declaraciones altisonantes y denuncia que no lo dejaron trabajar, pero en su momento nada dijo al respecto. Nos preguntamos si habiendo sido funcionario público, no tenía la obligación de efectuar la denuncia en el momento en el que los hechos ocurrieron.

Resulta importante destacar que su actuación durante casi cuatro años fue nula, y su informe final sobre la causa no ha aportado absolutamente nada de valor. Nos avergüenza, una vez más, ver cómo un caso tan sensible para todos es utilizado para cuestiones de política interna que no contribuyen absolutamente nada.

Finalmente, es imposible dejar de mencionar que ya pasaron más de cinco años de la muerte del Fiscal Alberto Nisman. Es inconcebible que, también en este caso, comiencen a pasar los lustros sin que podamos saber la verdad.

Hasta el momento, para la justicia argentina su trágica muerte fue producto de un homicidio vinculado, además, a su tarea como fiscal en el caso AMIA. ¿Quién o quiénes fueron los autores materiales e intelectuales? ¿quiénes los cómplices?

La trascendencia de esta muerte ha hecho que los ojos del mundo estén, una vez más y por las peores circunstancias, puestos en nuestro país. Esperamos mucho más del Fiscal Taiano y del juez Ercolini. El país exige que estén a la altura de las circunstancias, y que esclarezcan el caso con certeza y rapidez.

Este año, empujados por las circunstancias y sabiendo que la actualidad deja poco espacio para hablar de temas que no estén relacionados con el contexto inmediato, teníamos la posibilidad de no hacer este acto. De hacer silencio. El mismo silencio que ha hecho la Justicia en todo este tiempo.

Pero ni el terrorismo asesino, ni la impunidad pudieron silenciarnos. AMIA es la institución central de la comunidad judía que trabaja desde hace 126 años, desarrollando proyectos sociales, culturales y educativos que benefician a toda la sociedad. Esos valores solidarios son aquellos contra los que atentaron los que promueven el odio y la muerte.

Nuestra respuesta ante el dolor, el horror y la destrucción, fue, es y seguirá siendo, la que buscamos transmitir de generación en generación: como reza el versículo bíblico “Y elegirás la vida”.

26 años impunidad son insoportables. Ninguna sociedad puede convivir con semejante carga, con semejante enfermedad que debilita a cualquier democracia.

Por eso no abandonaremos nuestra lucha, que es la lucha de todos. Tenemos que continuar persiguiendo justicia. Se lo debemos a quienes no pudieron seguir soñando. A quienes les quitaron la posibilidad de un mañana. A esas familias que cargan con un vacío irreparable y esperan que sus muertos, finalmente, puedan descansar en paz.

Con información de www.infobae.com

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