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Ya son casi 5 millones las personas que tienen trabajo pero igual son pobres

Son datos del INDEC que llegan hasta fin de 2019 por lo que el número podría haber crecido.

ECONOMÍA 10/05/2020 Heretz Nivel
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Desde el arranque de 2018 hasta fines 2019, tan solo unos pocos meses antes de la irrupción del coronavirus, hubo un salto sin precedentes de los que tienen trabajo y son pobres. Aumentaron del 17,3% al 24,5% de la población ocupada entre los primeros trimestres de 2018 y 2019 para volver a subir al 27,5% en el cuarto trimestre del año pasado.

Con las suspensiones, reducciones de salarios, caída de ingresos de los trabajadores y profesionales independientes, a pesar de las ayudas oficiales a sectores vulnerables, en medio de la pandemia y la cuarentena, se calcula que la pobreza​ volvió a pegar un salto –se estima que ya alcanza a casi el 50%-, en especial entre los ocupados con índices que superan el 30% del total.

El 27,5% equivale a 4.950.000 personas ocupadas que cuentan con ingresos provenientes de sus trabajos, pero aun así son pobres. De ese total, los asalariados pobres son 3,5 millones que se desglosan entre 2 millones asalariados informales, 1,5 millón los formales y el otro 1,5 millones son los trabajadores por cuenta propia.

Son cifras que surgen de los datos del cuarto trimestre de 2019 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) difundida el viernes por el INDEC, proyectados al total de la población urbana, y procesados por especialistas sociales. Esos 10,2 puntos adicionales en casi 2 años equivalen a 1.850.000 nuevos pobres con empleo.

Si a los 4.9500.000 se agregan las personas desocupadas y se suman sus familias, en especial los que tienen hijos menores de 14 años donde la pobreza es del 54,9% y además los inactivos pobres (como adolescentes y jubilados y pensionados), 2019 concluyó con el 38% de pobreza urbana: 16 millones de pobres. Si se suma la población rural el total de pobres supera los 17 millones.

La fuerte suba de los ocupados pobres se explica por la recesión iniciada en abril de 2018 que fue acompañada de alta inflación, caída de los salarios con relación a la inflación ascendente, achique del empleo registrado y aumentos de los asalariados informales, que cobran salarios inferiores. Y más aún frente al salto que pegaron los valores de las canastas de indigencia y pobreza por encima de la inflación promedio. En paralelo, se dio un aumento del empleo no registrado entre los asalariados y cuentapropistas.

La medición del INDEC de pobreza por ingresos o monetaria toma en cuenta los ingresos de las personas y familias y los contrasta contra el valor de la canasta de alimentos básicos y la canasta básica total durante 2019 que aumentaron un 52,8% frente aumentos salarios en torno del 35/40%. A eso se agrega el deterioro de ingresos de los cuentapropistas informales y monotributistas registrados.

Estos niveles de pobreza entre los asalariados se explican porque la mitad de los que se desempeñan en el sector privado ganan menos de $ 44.266, según los datos del Ministerio de Producción y Trabajo de enero de este año. Con los descuentos de jubilación y salud, el sueldo “en mano” se reduce a menos de $ 36.740. Así, sumando la asignación familiar por hijo, esos ingresos se ubican por debajo del valor de la canasta de pobreza de una familia tipo (matrimonio con 2 hijos menos) que en marzo estaba valuada en $ 41.994,86, sin incluir el costo del alquiler. De aquí se desprende que sin el ingreso del cónyuge, esas familias con empleo formal del jefe de hogar se ubicarían por debajo de la línea de pobreza.

Con información de www.clarin.com

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