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El "permiso" para mayores de 70 años es digno de una mente afiebrada

No solo que es ilegal y anticonstitucional, sino que demuestra la clase de gobernantes que tenemos, el nivel de incapacidad y en las peligrosas manos que estamos

OPINIÓN 17/04/2020 Carlos ZIMERMAN
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La mayoría de los adultos mayores son personas absolutamente activas

Esta pandemia esta desnudando muchas cosas, pero entre tantas, la incapacidad manifiesta de algunos gobernantes que actúan sin conocimiento alguno, por "corazonadas", sin respetar los más elementales principios de la lógica y el derecho.

A lo largo de todo este tiempo hemos escuchado tantas cosas, que se nos hace difícil sacar conclusiones claras. Basta poner como ejemplo que al principio de esta "película de terror"  no solo nos aconsejaban, sino, nos decían que quienes usen barbijos serían multados, ya sabemos como siguió la película, hoy  la obligatoriedad del uso de los mismos en muchos países y ciudades del mundo es una realidad.

Quizá una de las propuestas más descabelladas, más arbitrarias y mas reñida con el derecho es aquella que pretende implementar el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y apoyada por el Presidente de la Nación, que obligaría a los mayores de 70 años a pedir autorización para salir a la calle.

Sinceramente jamás pensé vivir una situación tan absurda y arbitraria.

Desde distintos sectores se escucharon voces en discordancia, en desacuerdo, diría casi voces en repudio a tamaña locura.

Una de las palabras más autorizadas es a mi modesto entender la del Defensor del Pueblo de la Tercera Edad Eugenio Semino, quien entre otras cosas manifestó: “Desde lo gerontológico es una medida anacrónica. Son teorías del viejismo superadas que no sirven de nada y que tienden a generar la violación de la norma” .

Semino también dijo que la norma que se intenta implementar es un “exceso normativo” y que “no genera conductas responsables”, y que en “el mejor de los casos tendrá un efecto neutro”. “Es un error. No contribuye. Es absurdo porque nadie lo va a hacer cumplir”, agregó. “Venimos de una generación muy rebelde. Cuando se nos impone una norma, buscamos cómo violarla.Es menos grave dar una vuelta a la manzana que estar esperando una hora en el banco para pagar un servicio o cobrar la jubilación”.

Los gobernantes deben entender que los mayores adultos no son discapacitados ni débiles mentales, son extraordinarios ciudadanos que en la mayoría de los casos tienen la más absoluta lucidez y por ende son dueños  indiscutidos de sus actos.

Es tal el repudio que causo la medida, que personalidades como  el ensayista e historiador José Emilio Burucúa, describió la medida como “una nueva forma escandalosa de discriminación”. En señal de protesta, Burucúa propuso un durísimo método de protesta: colocarse una estrella de David amarilla en el pecho, como las que los nazis obligaban a portar a los judíos y adentro, la inscripción “+70”.

El Estado puede lograr mejores resultados sugiriendo, educando, difundiendo, enseñando, nunca prohibiendo lo que de antemano sabe que le resultará imposible implementar.

Seguramente el daño que esta medida le va a ocasionar a nuestros adultos mayores va a ser difícil de cuantificar, seguramente el daño psicológico sea muy grande, como habitualmente se dice, "peor el remedio que la enfermedad"

Hay que terminar con los gobernantes que se creenpoco menos que dioses por el solo hecho de haber llegado al poder, llegó la hora de hacerles saber que somos los ciudadanos los que con el voto los pusimos en el lugar que ocupan y quizá, llegó el momento de que nos replanteemos a quienes votamos, por que ninguno de los trasnochados que hoy nos gobiernan con ideas tan afiebradas, hubiesen llegado al poder sino fuese que un día nosotros los premiamos con nuestro voto.

Por último, me permito publicar una Carta Abierta escrita por el reconocido catedrático y académico Ricardo Rabinovich-Berkman, que resume mucho lo que este servidor humildemente piensa:

Carta abierta al Señor Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 
Don Horacio Rodríguez Larreta

De mi máximo respeto:

He apoyado y cumplido plenamente las medidas dispuestas por la Ciudad (en la que habito) y por el gobierno nacional. Felicito su compromiso en esta hora difícil y su excelente disposición de trabajo conjunto con el señor Presidente de la República más allá de divergencias partidarias. Sin embargo, creo humildemente que es en estas situaciones donde ha de extremarse el cuidado frente al peligro del abuso de poder y el exceso en las restricciones.

La exigencia a las personas de más de 70 años de obtener un permiso diario justificado para salir de su casa es, claramente, una violación de tales límites. Además de ser nítidamente inconstitucional, resulta humillante y discriminatoria. Carece de sustento científico, porque si no debería aplicarse el mismo criterio para las demás personas integrantes de grupos de riesgo (espero no lo tome como una sugerencia). Es decir, que debería vedarse la salida a la calle sin permiso de toda la gente hipertensa, diabética, obesa, con EPOC, asmática, y una larga lista. 

Y un corolario aún más duro: si el día de mañana se descubriera, por ejemplo, que determinada etnia es más proclive a contraer el COVID-19 o a morir a causa de él, también se le podría cercenar el derecho de salir de su casa, con los mismos fundamentos. Es, en fin, un plano inclinado resbaloso que es menester evitar.

Le suplico modesta y respetuosamente, señor Jefe de Gobierno, que dé marcha atrás, como persona inteligente y bien intencionada que Usted es, en esta medida, que ha de causar posiblemente mucho más daño que el bien que pueda traer. Desde ya, muchas gracias.

Ricardo Rabinovich-Berkman 
Catedrático de la UBA
DNI. 13416207

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