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Federico Pinedo, sobre los sueldos de los políticos: “Los gestos son importantes, pero tampoco es cuestión de hacer demagogia”

El ex presidente provisional del Senado aseguró que Mauricio Macri no hubiera cuestionado la cuarentena como lo hizo Bolsonaro y advirtió que si no se controla la emisión monetaria se terminará sumando una hiperinflación a la pandemia

SALUD - CORONAVIRUS 05/04/2020 Heretz Nivel
FEDERICO PINEDO

Federico Pinedo insiste en que es tiempo de unión entre oficialismo y oposición para enfrentar la pandemia del coronavirus. Sin embargo, el ex presidente provisional del Senado asegura que hay escuchar más a los que están en la “trinchera” de la gestión, y destaca el rol de Horacio Rodríguez Larreta al frente del gobierno porteño.

Por otro lado, el referente del PRO especula que si Mauricio Macri hubiera seguido en el poder habría “oído a los que saben” en lugar de alinearse con dirigentes como Jair Bolsonaro o Donald Trump, quienes criticaron públicamente la cuarentena total obligatoria.

En una entrevista con Infobae, Pinedo advirtió sobre los peligros de una hiperinflación y pidió no hacer “demagogia” con los reclamos de reducción de salarios para los funcionarios políticos.

—¿Qué evaluación hace, en general, de la lucha contra la pandemia?

—Bueno, a juzgar por los resultados de otros países como Estados Unidos, Italia o España, la Argentina ha tomado un poco más a tiempo medidas muy dramáticas pero muy necesarias y con efecto positivo. El gran esfuerzo que tenemos que hacer es pensar cómo vamos saliendo de la parálisis económica y permitiendo que la gente pueda tener ingresos, aunque sean mínimos, manteniendo la seguridad sanitaria que es lo principal.

—¿Qué cree que pasaría si se tiene que extender la cuarentena más allá del 13 de abril?

—Nosotros estamos estudiando con distintos equipos cuáles son las medidas de seguridad sanitaria que habría que adoptar para que ciertas actividades se puedan desarrollar. Algunas son territoriales, por ejemplo en los lugares donde no hubo circulación de virus.

—Como en la provincia de Chubut, por ejemplo.

—No sé si provincias. La India lo hizo localidad por localidad. La OMS aconseja ir abriendo territorialmente con esas garantías de seguridad sanitaria. Después el otro tema es cuáles actividades se pueden incorporar a la apertura laboral y con qué medidas de seguridad. Algunas pueden ser medidas de equipamiento, otras relacionadas con el trabajo a distancia. Establecer cuáles son los protocolos de seguridad me parece que es el gran trabajo que hay que hacer en estos días que tenemos hasta el 12.

—¿Fue correcta la decisión de prohibir los despidos por decreto?

—Son medidas de extrema emergencia. El Gobierno ha tomado una decisión que nosotros también hemos recomendado que es garantizar que haya ingresos para que no se muera de hambre la gente. Entonces, en la medida en que el gobierno va tomando decisiones para facilitar que los empleadores puedan pagarles a sus empleados obviamente aparece una derivación lógica que es que no se puede echar. El gobierno contribuye con el pago de los salarios.

—¿Qué pensó cuando se enteró de los despidos en Techint?

—No conozco exactamente cómo funciona, pero lo que leí es que es un régimen especial que tiene como una especie de bolsa, como en la industria de la construcción, en donde cuando se paran la obras el personal puede recurrir al pago de ese tipo de bolsas.

—¿El Gobierno lo puso como “mal ejemplo” para disciplinar al resto de los empresarios?

—Puede ser. Siempre los ejemplos llamativos o importantes generan disciplinamiento para abajo.

—En un artículo reciente habló de “masacre hiperinflacionaria”. ¿Ese va ser el principal desafío una vez que se controle la curva de contagios?

—A diferencia de otros países, la Argentina no tiene crédito. Entonces no puede resolver con deuda los gastos imprescindibles que tiene que hacer en una crisis, como hizo Chile. Entonces, el único medio de financiamiento que le queda, dado que impuestos tampoco puede subir, es la emisión monetaria. Es dramático, pero es el único que queda. Entonces, en este momento lo que hay que hacer es evitar la parálisis de los ingresos familiares más básicos. Pero obviamente eso va a tener algún impacto inflacionario a futuro. Mi mensaje era: “Emitamos solamente para que la gente no se muera de hambre y para que las actividades económicas que se puedan desarrollar se desarrollen”. No hay que emitir para otras cosas porque si no va a haber una explosión, y le vamos a agregar hiperinflación a la pandemia. Después del golpe duro que vamos a pasar en los próximos días con el virus hay que pensar es cómo hacer un plan de estabilización y de reactivación económica muy contundente para evitarle a la sociedad el drama de la hiperinflación.

—¿Cree que la ayuda social está llegando a los sectores más postergados o hay lugares a los que ni el Estado llega?

—Estamos hablando mucho con nuestros intendentes, que en la provincia de Buenos Aires son 61, y en el interior no llega casi nada. Aunque muchos son lugares más chicos, hay ciudades que no como Olavarría, Junín, Mar del Plata, o Bahía Blanca. En general el interior está en dominio de la situación. Pero les dan mucho peso de responsabilidad a los intendentes y no les dan ningún recurso.

—¿Están concentrando todo los recursos en el conurbano?

—Están concentrando todo en el conurbano. Lo que también veo en algunos lugares del interior es que tampoco el gobierno de la provincia llega, para nada. Y lo que es bastante insólito es que en lugar de trabajar con las personas que el pueblo eligió, que son los intendentes, trabajan con grupos u organizaciones sociales partidistas. Le dan más recursos de comida, por ejemplo, a organizaciones cercanas políticamente que a los intendentes elegidos por el pueblo. Claramente me parece que el intendente tiene más información de las necesidades y de la coordinación de recursos que una organización partidista.

—¿Ve bien preparado al gobierno bonaerense en el caso de que haya alguna especie de estallido social?

—En materia de seguridad yo lo veo a Sergio Berni tomando todos los recursos. A los intendentes del interior les sacan fuerzas de seguridad para mandar al conurbano. Lo mismo pasa con algunos temas como los cajeros automáticos móviles. Todo con la idea de que en el interior las relaciones sociales son más sólidas y el apoyo mutuo puede manejar mejor las situaciones.

—¿Si Junto por el Cambio hubiera seguido en el gobierno qué habría hecho diferente? ¿Qué medidas hubiera adoptado?

—Nosotros estamos trabajando junto con el Presidente definitivamente. El dirigente que está más en la primera fila evidentemente es Rodríguez Larreta, pero también algunos intendentes del conurbano, o el intendente de La Plata. Así que nosotros estamos trabajando en conjunto, no hacemos ninguna diferencia y creo que no hay que hacerla. Por ahí tenemos miradas algo distintas en algún tema, donde también tenemos discusiones internas sobre qué es lo mejor.

—Pero en un principio se dijo que Macri se inclinaba por un enfoque más parecido al de Donald Trump o Jair Bolsonaro

—No creo. La información sanitaria nuestra es la misma que maneja el Gobierno. Técnicos nuestros trabajan con el Gobierno nacional. Así que un dirigente como Macri hubiera oído a los que saben, que es lo que siempre trató de hacer.

—El debate por el sueldo de los políticos dejó en evidencia dos líneas dentro del PRO. Una más dura, encarnada por Patricia Bullrich y una más dialoguista, liderada por Rodríguez Larreta.

—Por supuesto que hay posturas diferentes y además, como estamos bastante aislados, no tenemos una gran posibilidad de consensuar. Larreta está con el casco puesto en la trinchera. Entonces, obviamente hay distintas miradas de la situación. Algunos con más información y otros con menos. Pero me parece que lo que hay que ver es la postura de quienes gobiernan, fundamentalmente. Los que no estamos en la trinchera de gobierno tenemos menos información.

—¿Cómo se posiciona con respecto al debate sobre la rebaja de salarios usted? ¿Es el momento de dar esa discusión?

—La situación económica es una tragedia. Creo que hay que acotarse a lo mínimo. Pero en la medida en que haya que pagar obligaciones me parece que hay que tratar de no hacer demagogia con esas cosas. De todas maneras, sí creo que es posible bajar algunos salarios que son los más altos. En el sector público y en el sector privado. Porque los recursos son escasos y no estamos en un momento de generación de riqueza, más bien de destrucción de riqueza.

—Incluso la mayoría reconocía que se trata simplemente de un gesto.

—Sí, pero están buenos. Los gestos también son importantes. Pero tampoco es cuestión de hacer demagogia. Hay gente que está en la trinchera, en la primera fila, y a esa gente hay que cuidarla. Yo conozco un montón de intendentes que tienen salarios un poco más altos pero la tarea que hacen es impresionante. Trabajan 24 horas. Yo no sé si van a aguantar mentalmente con la demanda que tienen. Entonces no se puede hacer demagogia con la obligación de esa gente que tiene que pagar un alquiler para vivir, a los que les dicen “te vamos a sacar plata” para ser simpáticos políticamente. Hay situaciones muy diversas. Hay gente que tiene ingresos muy altos y otros como estos, que son más altos que un enfermero, pero que tampoco son una locura. Son gente que vive de su sueldo y que no vive como un rico, sino que vive como un laburante. Con la diferencia que laburan 24 horas por día con un nivel de presión y de demanda desesperante. No es fácil estar ahí.

—Desde el PRO cuestionaron la política oficial de repatriación. ¿Cree que el Gobierno tiene estimaciones exageradas del riesgo que implica traerlos?

—Hay que hablar con seriedad. Básicamente lo que nosotros creíamos era que algunas personas se pueden ir repatriando, naturalmente. Lo que hay que tratar es de bajar el número para que sea manejable. Pero también hay situaciones humanitarias dramáticas. Hay gente que vive en la calle, que no tienen ningún recurso.

—¿Le sorprendió el rol secundario que asumió Cristina Kirchner?

—No, me parece que son personalidades. Ella en los grandes dramas se ha corrido del escenario. Pero no sé, tampoco tiene un rol institucional que la obligue a estar en la trinchera. Con respecto al Presidente me parece que cada tanto hace lo que a mí me gusta, que es buscar más la cooperación como mecanismo de conducción de la sociedad, de conducción política, diría Perón. Y cada tanto se le pianta lo que él cree políticamente desde hace muchos años que es la ventaja de la confrontación, de buscar un enemigo. En esos momentos de confrontación la verdad que a mí me duele por la Argentina y en los momentos de cooperación, que son los más, lo aplaudo.

—¿Cree que le está dando suficiente protagonismo a la oposición en términos generales?

—La oposición siempre tiene menos información y menos herramientas para operar en la sociedad que el oficialismo, obviamente. La oposición lo que tiene que hacer es hacer aportes y controlar. Estos súper poderes enormes que estamos viendo en estos momentos que se le dan a los Poderes Ejecutivos en todo el mundo si no se controlan pueden ser catastróficos. Y, como decía Perón también, los muchachos son buenos, pero si los controlan son mejores. Lo que hay que tener también son protocolos y rutinas de controles. Lo está empezando a proponer la oposición es acordar que el gobierno dé sistemáticamente cierta información: cuántas camas hay, cuántos respiradores hay, cuáles son los mecanismos para asignación de recursos. De manera tal que la sociedad pueda verificar que los poderes que le dio a algunos gobernantes se utilicen en beneficio de la sociedad y no se desvíen.

Con información de www.infobae.com sobre una nota de Federico Millenaar

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