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Tributo a D10S

Diego Maradona tuvo el homenaje que su enorme y exclusiva figura deportiva tiene. Es el más grande jugador de fútbol que haya dado la historia

DEPORTES 08/03/2020 Omar EDEN
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"Maradooooo. Maradoooo". "Ole, olé, olé, olé. Diegoooo. Diegoooo". Por una hora, los hinchas de Boca se olvidaron del contexto de definición de campeonato. Al igual que en cada estadio que visitó desde que regresó al fútbol argentino como entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata, Diego recibió todo el cariño que el pueblo xeneize le expresó.

Todo comenzó a las 19.40, con la llegada del micro del Lobo a la Bombonera. Desde varias cuadras antes de que se abriera el portón azul de la calle Del Valle Iberlucea, la gente del barrio vivó a su ídolo, que a través del vidrio les devolvió una sonrisa. El ingreso al estadio fue bajo una lluvia de fuegos artificiales arrojados por los propios hinchas.

Ya en el playón, los gritos y las palabras de cariño fueron constantes y más cercanas. A diferencia de cualquier otra ocasión, la zona de acceso al vestuario visitante colapsó de gente, entre empleados, curiosos, colados, periodistas y personal de seguridad. A paso firme, Diego intentó abstraerse y enfocarse en lo suyo: que Gimnasia tratara de sumar para engrosar su promedio y evitar el descenso.
 

Tal como se planeó en conjunto entre los clubes y la gente de organización de la Superliga, a las 20.15 comenzó la fiesta, con el ingreso del crack al campo de juego. Atrás quedaron todos los intercambios mediáticos entre el ídolo y la dirigencia azul y oro. Después de varias idas y vueltas, el homenaje, finalmente, se concretó. Y estuvo a la altura del amor incondicional que se tienen el campeón del mundo y los fanáticos de la azul y oro.

"Vale 10 palos verdes, se llama Maradona.", cantaron una vez más en la Bombonera. Aquel hit de los 90 que la inflación y los desorbitantes números que se manejan en el fútbol actual dejaron devaluado y a un precio irrisorio. ¿Cuánto valdría hoy Maradona? ¿Cien palos verdes?. Imposible imaginarlo. Pero todo el estadio se deshizo en gritos para honrar al Diez.

Sin la presencia de Jorge Ameal, Mario Pergolini o Juan Román Riquelme, y delante de un telón gigante con los colores de Boca dispuesto en el mediocampo, dos símbolos del club recibieron a Diego con los brazos abiertos: Miguel Angel Brindisi y Hugo Osmar Perotti.

El abierto apoyo de Maradona al candidato de Daniel Angelici en las elecciones de diciembre y la distancia de más de diez años que arrastra con el actual vicepresidente segundo y responsable del departamento de fútbol derivó en que desde Boca se optara por evitar cualquier tipo de roces o desplantes en la ceremonia de recibimiento al Diez. Y fue un acierto.

Tanto Brindisi como Perotti fueron compañeros del N 10 en el plantel que se consagró campeón del Metropolitano 1981. Junto al Apache le entregaron un cuadro alegórico y una camiseta azul y oro con su nombre. Diego tocó el césped y lo besó, para luego saludar a varios jugadores xeneizes.

Antes de que su equipo ingrese a la Bombonera, Diego Armando Maradona recibió la visita de su hija Dalma y de su nieto Benjamín, al que abrazó y le dio un beso. La presencia de ellos dos emocionó hasta las lágrimas al Diez, que estaba sentado en el banco de suplentes y se paró para recibirlos. Saludó, también, a Guillermo Cóppola, quien fue su representante, que estaba en la platea.

Luego, tocándose el corazón, enfiló hacia el banco de suplentes. A paso lento pero firme, agradeció la ovación que le regaló la Bombonera. Tomó agua, ojos vidriosos. Pura emoción. Agradeció, una vez más. Y levantó los brazos. Finalmente, se acomodó en el banco y acomodó una remera que tenía el estampado de su recordado festejo ante Grecia, en el debut del Mundial. A su lado, la camiseta xeneize que acababa de recibir. Pero hubo algo más : el "pico" a Carlos Tévez, que se acercó a saludarlo. 

Dos ideas se descartaron: por falta de espacio no hubo forma de colocarle un sillón especial en la zona del banco de suplentes para que vea el partido, como si había ocurrido por ejemplo en la cancha de Newell's. Y se descartó que forme parte del homenaje el plantel profesional de fútbol femenino del club de la Ribera, porque las jugadoras rechazaron la propuesta.

No fue una semana más para Diego. Por eso, y contento por la reacción que viene teniendo el equipo en las últimas fechas, antes de visitar a Boca decidió agasajar a sus jugadores con un regalo muy especial. "Nos dio una cadenita a cada uno. En estos seis años y medio que estoy en el club nos tocó vivir momentos muy lindos en la cancha del Lobo, pero esto fue un regalo hermoso. Te queda algo de Diego para siempre", contó Maximiliano Coronel, defensor del equipo tripero.

"Yo no sé con qué pagarles. Traté de ser feliz jugando al fútbol y hacer feliz a todos ustedes. Pero esto es demasiado. Les agradezco con mi corazón. Ojalá que no se termine nunca el amor que me tienen", le decía Maradona a los hinchas desde ese mismo círculo central, hace 18 años, 3 meses, y 26 días, la tarde de su partido homenaje. Si anoche hubiera habido un micrófono, posiblemente Diego hubiera repetido cada una de esas palabras.

Después si, hubo tiempo para que los protagonistas de ese momento único y varios espectadores respiren hondo, dejen atrás la emoción y se enfoquen en la otra parte importante de la jornada. Porque Boca estaba obligado a ganar para intentar salir campeón. Aunque enfrente estuviera Maradona.

Terminó el primer tiempo, y cuando todo el equipo caminaba rumbo al vestuario, fue Maradona quien hizo el gesto de una gallina con sus brazos. Este gesto emuló al que había realizado Carlos Tevez en el Monumental.

Fuente: LA Nacion

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