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País insólito: pese al cepo, sobran dólares en las "cuevas"

Es por la fuerte dolarización de los ahorros después de las PASO y gente obligada ahora a vender. La pérdida del poder adquisitivo y la recesión no permite excedentes de pesos que se vuelquen al blue.

ECONOMÍA 04/03/2020 Heretz Nivel
PAÍS INSÓLITO

Cuando todo hacía suponer que iban a vivir otra época de esplendor, por las fuertes restricciones a la compra y venta de divisas, las “cuevas” también están sufriendo su propia crisis. El motivo: sobran dólares. Ante la escasez de compradores, al negocio le falta una pata y eso representa, además de un problema de flujos, una caída en la actividad de alrededor del 40% respecto a años anteriores.

Aunque resulte contradictorio, desde la profundización del “cepo” que dispuso el gobierno de Alberto Fernández al cambio oficial, este negocio del submundo sufrió un duro golpe. Es cierto que suelen moverse en un ámbito de muchas fluctuaciones pero esta vez, reconocen, es una de las más duras de los últimos tiempos. Las “cuevas” operan en la ilegalidad pero para un país con una economía en negro que puede llegar al 40% la línea entre lo normal y lo anormal es muy delgada.

Esta curiosa situación de exceso de billetes “verdes” tiene sus motivos.

El primer y el más importante es la fuerte dolarización de los ahorros por parte del público a partir del segundo semestre del año pasado y, especialmente, después de las PASO. “Desde las elecciones todos se dolarizaron anticipando un salto del tipo de cambio y que iba a ser más difícil comprar. Los días previos a la asunción del nuevo Gobierno, el que tenía un peso en el bolsillo, se pasaba al dólar. A partir de ahí cambió y hay más dólares que pesos” explicó un operador del rubro. Según este “especialista”, el temor de la gente persiste y con todos sus ahorros dolarizados, van vendiendo “de a puchitos”, para afrontar los gastos corrientes. Con un poder adquisitivo golpeado y costos en alza, al final del mes no tienen sobrantes de pesos para demandar billetes estadounidenses. El flujo es unidireccional.

En los barrios porteños o el conurbano, fuera de la City porteña, donde se concentra una actividad más refinada, esta situación se hace evidente. “Antes, venían comerciantes con la facturación del día, la parte de las ventas que no blanqueaban, a comprar dólares. Carniceros, verduleros, kiosqueros, negocios chicos. Son nuestros principales clientes. Ahora, con la recesión, los ingresos les alcanzan para cubrir los gastos y muy poco para ahorro” señalaron desde otra oficina.

Sacando los momentos de “corrida”, en dónde todos quieren “verdes”, una “cueva” lograba vender al público el 75% de los dólares que recibía por parte de ahorristas que venían a venderlos. “Hoy, con suerte, colocamos el 25%. El resto hay que vendérselo al mayorista y ahí perdemos” explicó una fuente desde el otro lado del teléfono. Con tantos dólares excedentes, las “cuevas” chicas o medianas tienen que negociar con las más grandes un valor intermedio de la brecha entre la punta vendedora y la compradora. Eso implica perder un peso o dos de comisión. De esta manera. El golpe económico es doble: no sólo tienen menos actividad sino que, además, ganan menos por operación.

Otro de los motivos de la caída de la demanda de dólares tiene que ver con la retracción en sectores importantes de la economía que suelen utilizar los servicios del mercado negro cambiario. El rubro de la construcción es uno de los afectados. “Bajó mucho respecto a otros años. Lo viernes era una clásico el desfile de arquitectos que venían a comprar dólares. Eso no pasa. Sí vienen propietarios a vender porque están haciendo una refracción y van liquidando de a poco” aseguró otro operador. La caída de la compra-venta de inmuebles también juega en contra. Es un rubro de gran demanda de billetes “negros” pero la actividad representa hoy sólo el 10% de los picos históricos. En la misma línea se encuentran las concesionarias de autos. Con autos que se venden al cambio oficial y una brecha del 30% con el blue, los clientes de las “cuevas” van a vender dólares para pagar la diferencia del auto que deja al que compra. La concesionaria que los recibe, ahogada por los gastos fijos, no reingresa esos pesos al mercado “negro” de dólares, como en otros tiempos. Se repite el mismo problema: el flujo va en un solo sentido.

Con información de www.ambito.com sobre una nota de Horacio Alonso

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