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La culpa es del chancho, pero también de los que le damos de comer

"La clase política no hace esfuerzos, sino que dicta normas", con esa frase, el Senador peronista Carlos Caseiro,elegido por el pueblo, respondió cuándo se le preguntó por el esfuerzo de los dirigentes políticos.

OPINIÓN 25/12/2019 Martín SILVA
hoy

"Para muestra basta un botón", dice el dicho popular.

Nuestros políticos en su gran mayoría son denostados y vituperados por la población, que a decir verdad, es la misma que los vota y los entrona en el poder.

No hay dudas que tenemos una clase política absolutamente irresponsable y egoista en su gran mayoría, con las excepciones que confirman la regla por supuesto, pero también hay  que admitir que esos políticos devaluados son consecuencia del voto popular.

Los ciudadanos somos responsables absolutos el día en el que nos convertimos en soberanos y tenemos "la sarten por el mango", el día de las elecciones, cuando con nuestro voto podemos cambiar la historia.

Esta no es una defensa de los políticos ni mucho menos, es compartir culpas por errores cometidos, errores que nos tienen sumergidos en años y años de decadencia y con pocas perspectivas de que algo mejore en lo mediato.

El senador nacional por Córdoba del Frente de Todos, Carlos Caserio, tuvo una frase poco feliz al señalar que "la clase política no está para hacer esfuerzos, sino para dictar normas", en el marco de la ley de Emergencia Económica que se aprobó este sábado a la madrugada. 

Al ser consultado sobre cuándo llegará el momento en que los dirigentes políticos hagan un esfuerzo que contribuya en la lucha contra el hambre y la pobreza, el dirigente señaló: "Hablar del esfuerzo de la clase política es no entender al Estado, no es un elemento productivo del país".

"La clase política no es la que hace el esfuerzo, la clase política dicta normas", sostuvo el legislador. 

Sin duda alguna, las declaraciones de Caserio son toda una definición, pero a Caserio lo eligió la gente a través del voto popular, la única manera en democracia que se pueden elegir a los representantes del pueblo.

Llegó la hora de asumir responsabilidades y admitir culpas y los ciudadanos somos también responsables de nuestros propios males.

Está claro que la culpa es del chancho, pero también de quienes le damos de comer. 

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