Lo que viene: fin de año, precios más caros y más inflación

Las malas noticias no se irán con el cambio de gobierno, porque la crisis económica, el dólar y los precios confluyen en una inflación que cada vez se hace más duro lograr contener y reducir. De hecho, al reciente anuncio del INDEC del 3,3 por ciento de inflación en octubre, los últimos dos meses del año no se quedarán atrás: entre el 4 y el 5 por ciento, respectivamente.

En el acumulado de los últimos 12 meses, la inflación ya superó el 50 por ciento. En ese marco, el ámbito de los alimentos y las bebidas no alcohólicas sufrió un aumento interanual del 51,8%, es decir, por encima del promedio. De esta forma, se ubicó apenas por debajo de los gastos de otros rubros como el de salud, equipamiento y mantenimiento del hogar, comunicación y bienes y servicios varios.

Cabe mencionar que la fuerte suba del dólar, la cual fue del 70%, incidió de forma considerable en el valor de los alimentos, que llegaron a duplicarse en varios casos, de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC). En esa línea, entre lo que más incrementó su costo se ubican algunas verduras como la cebolla y el zapallo anco.

Además, el agua mineral sin gas, los embutidos y los lácteos aumentaron bastante también. De hecho, el litro de leche entera en sachet creció casi un 60% ya que pasó de los $30,66 a los $48,97, sin embargo, el resto se incrementó todavía más. Por ejemplo, el paquete de 800 gramos de leche en polvo subió un 86,12%, la manteca y el yogur el 87,83%.

Para finalizar, el kilo de pan francés tipo flauta pasó de los $71,90 a los $100,62, lo que implica casi un 40%, es decir, por debajo del promedio. Sin embargo, el paquete de pan de mesa de 390 gramos aumentó por encima del 53%, del $60,53 al $92,60. Y la yerba también sufrió un incremento mayor al IPC ya que el paquete de 500 gramos cuesta $88,69, mientras que en el mismo mes del año pasado se lo obtenía a $54,29.

Como cierre, el incremento en el precio de los combustibles tras el congelamiento impuesto por el Gobierno, también tendrá como consecuencia trasladar esas actualizaciones a toda la cadena de valor, en la que el consumidor final deberá sentarse a esperar los últimos dos meses del año y al menos el verano para ver si la inflación comienza a ceder.

Con información de www.elintransigente.com