El dólar cierra el año en un corredor estable, pero la economía opera sobre un equilibrio cada vez más frágil

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El dólar se mantiene entre $1.430 y $1.470 gracias a intervenciones medidas y demanda estacional de pesos.
  • El frente externo muestra fragilidad: caída de reservas, fuerte salida privada y déficit de cuenta corriente.
  • Eco Go advierte que la oferta de dólares es débil y que la capacidad de intervención es limitada.
  • Ecolatina destaca reformas en encajes para mejorar liquidez y facilitar el rollover del Tesoro.
  • El crédito crece, pero llega a niveles que exigen nuevas fuentes de liquidez para evitar cuellos de botella.
  • La estabilidad cambiaria depende de conseguir más dólares en 2026 para sostener un equilibrio hoy transitorio.

El dólar transita el final del año dentro de una franja estrecha, entre $1.430 y $1.470, un corredor que transmite una calma que contrasta con un cuadro macroeconómico cargado de tensiones. La estabilidad superficial del tipo de cambio convive con un déficit de cuenta corriente elevado, una salida persistente de divisas por parte del sector privado y un Banco Central con reservas limitadas. En ese marco, la estrategia oficial apuesta a que la tradicional demanda estacional de pesos de diciembre funcione como un factor de contención transitoria mientras se intenta recomponer parte del stock de dólares.

La arquitectura que sostiene la paridad actual combina liquidez financiera, movimientos fiscales calibrados y una política monetaria que interviene con precisión quirúrgica. La temporada de mayor consumo y la llegada del aguinaldo incrementan la demanda de pesos, lo que abre una breve ventana para que el Gobierno pueda comprar divisas sin presionar inmediatamente sobre el mercado. Sin embargo, esta oportunidad tiene límites claros: la oferta de dólares sigue siendo escasa y obliga a que toda intervención sea mínima y cuidadosamente medida.

En las últimas semanas, el Banco Central ajustó la estructura de encajes para aliviar tensiones en el mercado de dinero y facilitar el financiamiento del Tesoro en pesos. Esta modificación, sumada a las licitaciones recientes y a pequeñas compras de divisas, constituye uno de los pilares del corredor cambiario actual. Pero la fragilidad del frente externo quedó a la vista en los datos de octubre: caída de reservas, formación de activos externos del sector privado en niveles elevados y un déficit de cuenta corriente que se financió con mecanismos difíciles de sostener en el tiempo.

Un diciembre de pesos, un mercado sin dólares

De acuerdo con Eco Go, la política económica se apoya en la demanda estacional de pesos como amortiguador de corto plazo. Pero sus analistas advierten que la oferta de divisas en el mercado continúa siendo débil. Más allá de las ventas aisladas de algunas empresas, no aparece un flujo genuino que permita compras de mayor magnitud. La caja del Tesoro en pesos también es acotada, lo que limita la posibilidad de intervenir con fuerza. El resultado es un esquema en el que cada dólar que se adquiere debe ser calibrado al milímetro para no generar tensión cambiaria.

El diagnóstico coincide con la lectura sobre los datos de octubre. Mientras las reservas cayeron USD 1.405 millones, la Formación de Activos Externos del sector privado alcanzó USD 5.434 millones, una cifra que muestra la persistencia de la demanda de dólares por parte de los agentes. A su vez, la cuenta corriente presentó un déficit de USD 2.599 millones, que se financió con fuentes inusuales: inversión de portafolio extranjera, ventas bancarias y movimientos que podrían implicar algún mecanismo comparable a un swap. Para Eco Go, esta estructura revela que la estabilidad descansa sobre flujos excepcionalmente volátiles.

Encajes, liquidez y crédito: el delicado reacomodamiento monetario

En paralelo, Ecolatina analizó los ajustes del Banco Central en materia de encajes. La autoridad monetaria redujo en 3,5 puntos porcentuales los requerimientos sobre cuentas a la vista y amplió la porción que puede integrarse con títulos públicos de mayor vencimiento. Además, prorrogó hasta marzo de 2026 el aumento transitorio de encajes que vencía en noviembre y redujo la exigencia diaria del 95% al 75%. Con estas medidas, la integración quedó distribuida entre un 28% en efectivo y un 22% en títulos.

Este reordenamiento apunta, entre otras cosas, a facilitar el rollover del Tesoro. En la última licitación, el Gobierno obtuvo un 96,5% de renovación, con adjudicaciones por $14 billones. La demanda de LECAP y BONCAP explica buena parte del resultado, mientras que la letra TAMAR absorbió otro tramo significativo, impulsada por la necesidad bancaria de integrar encajes.

Ecolatina también observó que el crédito al sector privado casi duplicó su participación en el producto, pasando del 4,8% al 9,2% del PIB en menos de un año. Si bien este crecimiento consolida la tendencia de remonetización tras el shock inflacionario, los especialistas advierten que la expansión está cerca de su límite: los préstamos ya representan el 85% de los depósitos y la liquidez de los bancos se ubica en torno al 32%. Para seguir profundizando la actividad crediticia, el sistema requerirá nuevas fuentes de liquidez estable.

¿Qué puede esperar el dólar en 2026?

Tanto Eco Go como Ecolatina coinciden en que la capacidad del Banco Central para recomponer reservas depende de un entorno financiero y cambiario más robusto. Las compras oficiales seguirán siendo moderadas mientras la oferta de dólares no crezca y mientras no aparezcan nuevas fuentes de financiamiento. En un escenario favorable, con un aumento del PIB del 2,5% en 2026, Ecolatina estima que podrían acumularse alrededor de USD 600 millones sin esterilización. En uno más ambicioso, donde la Base Monetaria se recupere a niveles previos al salto inflacionario, la cifra podría ascender a USD 9.000 millones.

A corto plazo, sin embargo, el corredor cambiario descansa sobre un equilibrio fino: demanda estacional de pesos, intervenciones mínimas, encajes reorganizados y financiamiento externo volátil. La calma del dólar, advierten los especialistas, no significa solidez estructural. El desafío del próximo año será conseguir los dólares que hoy faltan para que la estabilidad deje de depender de mecanismos transitorios y flujos imprevisibles.

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