Dólar calmo y tasas tentadoras: el dilema del fin de año entre el riesgo y el rendimiento

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La calma del dólar y las tasas del 30% reactivan el interés por estrategias en pesos.
  • El “carry trade” vuelve a ser atractivo solo si se mantiene la estabilidad cambiaria.
  • GMA Capital advierte que los rendimientos dependen del control del dólar.
  • Mega QM señala que el país entra en una “etapa de definiciones” fiscales y financieras.
  • La mejora de la curva en dólares refleja menor percepción de riesgo, pero no garantiza continuidad.
  • El cierre del año será un test clave para medir si la estabilidad puede proyectarse hacia 2026.

La tranquilidad cambiaria que se consolidó en las últimas semanas reabrió una pregunta recurrente en los mercados argentinos: ¿conviene apostar nuevamente a los instrumentos en pesos? Con el cierre del año a la vista, la combinación de tasas en niveles atractivos, cierta mejora en los indicadores de riesgo y un clima financiero menos enrarecido impulsa el interés por estrategias de “carry trade”. Sin embargo, las oportunidades que ofrece el mercado conviven con riesgos latentes vinculados al tipo de cambio, los vencimientos de deuda y la sostenibilidad del programa fiscal.

En este contexto, las consultoras y sociedades de bolsa coinciden en que el tramo final de 2025 se perfila como un test crucial. La estacionalidad de pesos —impulsada por el pago de aguinaldos y los gastos de fin de año— suele reforzar la demanda de dinero y estabilizar transitoriamente los precios. Pero esa calma dependerá de que el dólar se mantenga dentro de los carriles previstos por el régimen cambiario vigente y de que los fundamentos macroeconómicos no se deterioren.

Desde GMA Capital describen un escenario de mayor tranquilidad en el mercado de pesos, con tasas nominales del 30% anual y rendimientos mensuales en torno al 2,5% o 2,7% en la curva de Lecaps. En su análisis, el “carry” vuelve a ser atractivo si —y solo si— el dólar se mantiene bajo control. “El rendimiento nominal puede transformarse en ganancia real en moneda dura siempre que el tipo de cambio no se dispare”, advierten. La experiencia, sin embargo, enseña prudencia: los episodios de correcciones abruptas del tipo de cambio suelen borrar en días lo ganado en meses.

El atractivo actual se asienta, en parte, en una mejora de la percepción de riesgo. La consultora Mega QM señala que, tras el proceso electoral, el mercado comenzó a mostrar señales de normalización: la curva en dólares dejó de estar invertida y pasó a tener pendiente positiva, mientras el riesgo país mostró cierta compresión. Esos movimientos reflejan una menor probabilidad inmediata de eventos extremos, aunque sin garantía de continuidad.

Los analistas de Mega QM subrayan que la economía entró en una “etapa de definiciones”. Ya no alcanza con bajar la inflación: el foco debe ser consolidar el equilibrio fiscal, administrar con cuidado los vencimientos de deuda en pesos y acumular reservas. “La sostenibilidad del programa requiere coordinación entre los frentes fiscal, financiero y externo. Solo así el dólar podrá conservar un comportamiento previsible y las estrategias en pesos no quedarán a merced de shocks”, sostienen.

El régimen cambiario vigente es, para los especialistas, el punto de anclaje y a la vez el límite del “trade”. Si el dólar se mantiene dentro del rango de referencia, el rendimiento en pesos se vuelve efectivo; si se mueve hacia los extremos o cambia el marco regulatorio, el colchón de tasas desaparece. GMA Capital lo resume con una frase conocida entre operadores: “El carry muere por el dólar”.

En paralelo, los consultores advierten que la foto actual no debe confundirse con una película asegurada. La calma financiera, insisten, necesita respaldo en fundamentos sólidos. Sin disciplina fiscal y sin un manejo prudente de los pasivos del Tesoro, la demanda de pesos podría revertirse y volver a tensionar las curvas. La lectura de riesgo país y la forma de la curva soberana siguen siendo termómetros sensibles: mejoran cuando el mercado cree en la consistencia del programa y se tensan cuando surgen dudas.

De cara al cierre del año, el consenso de los analistas es que el tramo corto de instrumentos en moneda local —como las Lecaps o letras ajustadas— concentra el mayor interés táctico. Con tasas de 30% anual, la apuesta es de corto plazo, más vinculada a semanas que a meses. La principal condición es mantener el monitoreo constante del tipo de cambio: un movimiento brusco puede convertir un rendimiento nominal positivo en una pérdida real en dólares.

La ventana de oportunidad, concluyen los especialistas, existe, pero su duración dependerá del equilibrio político y macroeconómico. Si el Gobierno logra sostener la calma del dólar y consolidar las cuentas fiscales, el 2026 podría arrancar con un mercado financiero más estable. Si, en cambio, la confianza se erosiona, la actual “pax cambiaria” podría convertirse en otro breve interludio dentro de la larga historia de volatilidad argentina.

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