Tensión en la City: el modelo económico cruje y el mercado exige respuestas

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Crece la desconfianza en el mercado financiero; operadores e inversores actúan con cautela y a corto plazo.
  • El Banco Central enfrenta internas y falta de claridad en su política monetaria.
  • El desarme de las LEFI fue mal ejecutado y dejó al mercado sin referencias de tasa.
  • Consultores coinciden en que el modelo económico necesita ajustes urgentes.
  • El Tesoro acumula compras de dólares por recomendación informal del FMI.
  • El Gobierno busca apoyo legislativo antes de octubre, pero el mercado ya descuenta un triunfo electoral.
  • Predomina la incertidumbre: el modelo se desgasta y la confianza está en juego.

En los pasillos del poder económico, lo que se vive por estas horas es mucho más que una turbulencia estacional. La desconfianza se ha instalado con fuerza entre operadores, bancos y fondos de inversión, y lo que hasta hace semanas era solo un murmullo, hoy se traduce en reuniones tensas, pronósticos que cambian de un día al otro y estrategias cada vez más cortoplacistas.

Nadie —ni en el mercado ni en el Gobierno— preveía este escenario a mitad de año. Sin embargo, las señales que se ignoraron comienzan a cobrar factura. El Banco Central aparece envuelto en internas, con crecientes ruidos dentro del equipo liderado por Santiago Bausili y Luis “Toto” Caputo, que siembran más dudas que certezas sobre el rumbo de la política monetaria.

El tan anunciado desarme de las LEFI terminó en fiasco, y el mercado quedó sin brújula. Las tasas flotan sin referencias claras, los instrumentos tradicionales de estacionamiento de liquidez se esfumaron, y la volatilidad crece. “Hoy no hay ni piso ni techo”, afirman con resignación desde mesas de dinero que ya solo apuestan a bonos cortos y estrategias de contención.

En este contexto, incluso los consultores más cercanos al oficialismo reconocen en privado que el modelo requiere un “service” urgente. Hay coincidencia en que el esquema basado en el carry trade no puede sostenerse hasta 2027 sin ajustes serios. Mientras tanto, las dudas sobre la credibilidad del esquema cambiario crecen, y son pocos los que se animan a tomar posición en largo.

Por su parte, el Tesoro se mueve: acumula compras por más de mil millones de dólares en un mes, supuestamente por “recomendación” informal del FMI, que observa con atención desde Washington. Si todo avanza sin sobresaltos, el próximo desembolso del organismo podría llegar en agosto, tras la aprobación técnica y política del staff.

Pero el mercado no espera solo señales monetarias. También observa de cerca la política. La Casa Rosada busca consolidar apoyo legislativo de cara a octubre, en un intento por recuperar la iniciativa y evitar el desgaste que afectó a la gestión Macri tras 2017. En paralelo, analistas se preguntan qué más puede mover a los bonos, si el “escenario ideal” de triunfo electoral ya estaría incorporado en los precios actuales.

En definitiva, lo que se vive en la city porteña es una mezcla de perplejidad y prudencia. Los operadores se sienten a ciegas, la conducción económica luce desorientada, y los fundamentos del modelo muestran desgaste. Por ahora, todos miran hacia el Banco Central. Pero el reloj corre. Y la confianza, cuando se pierde, no se recompone con slogans.

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