Dólar, inflación y FMI: los tres frentes que el Gobierno busca controlar en silencio

ECONOMÍA Marcos Phillip*
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Analistas del sector financiero coincidieron en destacar la renovada volatilidad cambiaria como un fenómeno que, lejos de representar un desajuste, se inscribe dentro de una estrategia deliberada por parte del Gobierno. Los expertos comentaron que las señales enviadas desde el equipo económico apuntan a fortalecer la moneda local, aprovechando el fuerte ingreso de divisas por parte del sector agroexportador y reforzando la credibilidad del esquema actual mediante intervenciones quirúrgicas en los mercados.

Tanto en el plano de los futuros de dólar como en la dinámica del tipo de cambio, analistas relevados por iProfesional señalaron que el Banco Central habría retomado un rol activo, vendiendo contratos que permiten alinear expectativas sin comprometer reservas directamente. Al mismo tiempo, el Tesoro se mantiene al margen del mercado de cambios mientras el tipo de cambio se ubique dentro de las bandas previstas, lo que refuerza la idea de una coordinación centrada en estabilizar nominalmente sin perder de vista los objetivos de acumulación de reservas.

En cuanto al desempeño real de la economía, los expertos destacaron que la inflación de alta frecuencia se encuentra contenida, incluso tras la salida del cepo, lo que representa un avance concreto para el Gobierno en su intento por desinflar la economía. Asimismo, indicaron que la evolución de los precios en alimentos y bebidas, con aumentos nulos o marginales, refuerza la percepción de que las presiones inflacionarias no se han desatado pese a la mayor flexibilidad cambiaria.

Finalmente, para los especialistas, las metas de reservas impuestas por el Fondo Monetario Internacional se observan con cierta distancia: si bien reconocen que implican un desafío operativo, coinciden en que su incumplimiento no representa necesariamente un obstáculo crítico en esta etapa. Con un mercado que aún se muestra reticente a financiar al Estado y una política económica que apuesta por sostener la moneda con fundamentos internos, el escenario actual combina tensión con control, en una búsqueda por equilibrar expectativas y resultados concretos.

De la flexibilidad cambiaria a un nuevo giro hacia el ancla nominal

Desde la consultora económica 1816 interpretaron que la reciente modificación del esquema de crawl mensual del 1%, que funcionó como una de las anclas nominales más relevantes para sostener una inflación por debajo del 3% mensual, sugería inicialmente un cambio de estrategia del Gobierno. Al reemplazar ese mecanismo por un régimen más flexible con bandas de flotación, que comenzó con una amplitud del 40% y que se irá ampliando mensualmente, parecía que el equipo económico estaba dispuesto a asumir mayores niveles de nominalidad en el corto plazo a cambio de lograr una mayor sostenibilidad externa.

Sin embargo, los analistas de 1816 explicaron que, con el paso de los días, quedó claro que la prioridad del Gobierno no cambió: el foco sigue puesto en la desaceleración de la inflación. Para alcanzar ese objetivo, el Gobierno necesita reforzar la confianza en la moneda local, lo que requiere decisiones concretas para sostener su valor.

En este sentido, apuntaron que algunas medidas recientes revelan un enfoque cada vez más orientado a consolidar la estabilidad nominal. Entre ellas se destacó la flexibilización del cepo cambiario para el ingreso de divisas provenientes de no residentes, y la sugerencia de que en julio podrían subir las retenciones al sector agroexportador, con el objetivo de acelerar la liquidación de divisas.

Estas decisiones son parte de un paquete de señales que buscan fortalecer las reservas y estabilizar el tipo de cambio. Según 1816, lejos de alejarse de la estrategia antiinflacionaria inicial, el Gobierno parece decidido a profundizarla.

Intervención agresiva en futuros: una jugada táctica

En paralelo, los analistas de 1816 remarcaron que otra señal contundente fue la fuerte intervención oficial en el mercado de futuros de dólar, observada esta semana. Según sus datos, el interés abierto en el contrato A3 (ex-Rofex) se disparó en U$S 869 millones en una sola jornada, una cifra sin precedentes durante el gobierno de Javier Milei y sólo comparable con episodios excepcionales de los últimos diez años, como los ocurridos durante la gestión de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central.

Lo más llamativo, destacaron, fue que gran parte del volumen operado correspondió al contrato de diciembre, lo que sugiere un movimiento táctico con miras al cierre del año. Esta jugada fue interpretada como una herramienta indirecta para contener expectativas devaluatorias, en un contexto donde la credibilidad en la banda cambiaria todavía se está consolidando.

Desde 1816 recordaron que, si bien el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no prohíbe este tipo de intervenciones, el Staff Report había indicado que el Gobierno argentino "no esperaba" participar activamente en el mercado de futuros. La magnitud de la operación, entonces, constituye una excepción significativa y una muestra clara de que las autoridades están dispuestas a utilizar todos los instrumentos a su alcance para sostener la estabilidad del tipo de cambio.

Para la consultora, este accionar también funciona como una forma de ganar tiempo en la estrategia de acumulación de reservas, frente a un panorama financiero internacional que todavía mantiene cierta cautela respecto a la sostenibilidad del programa económico.

La volatilidad volvió y apuntó al peso

El analista financiero Nahuel Bernues observó que la volatilidad regresó al mercado, y esta vez el impacto fue totalmente absorbido por el peso. En una sola jornada, los contratos de dólar futuro cayeron entre un 6% y un 10%, acompañados por bajas generalizadas en todas las cotizaciones del dólar. Como resultado, el peso argentino se apreció un 3,32% en el acumulado semanal, un dato que refleja la magnitud del ajuste cambiario.

Bernues señaló que este comportamiento estuvo vinculado en parte a la aceleración de la cosecha agrícola. Quienes tenían dólares comenzaron a desprenderse de ellos en distintos segmentos del mercado, impulsando la oferta de divisas y fortaleciendo la moneda local. Este movimiento masivo de venta de dólares se vio reflejado en el fuerte aumento del interés abierto en Rofex, un indicador que mide la cantidad total de contratos vigentes en el mercado de futuros.

Para el especialista, el incremento del volumen negociado, que fue de u$s 900 millones, sugiere una intervención activa del Banco Central. Según un análisis realizado en su cuenta de la red social X, por el tamaño de la operación, es probable que la autoridad monetaria haya vuelto a vender contratos de futuros de dólar, una estrategia que busca influir en las expectativas del mercado.

El experto económico precisó que esta operación podría incluso generar una ganancia financiera para el Banco Central, en caso de que, al vencimiento de los contratos, el precio del dólar se ubique por debajo del valor al que se vendieron. Así, el Central no sólo busca marcar una dirección en las expectativas devaluatorias, sino también capitalizar posibles beneficios operativos.

Expectativas devaluatorias contenidas y una estrategia con fundamentos

Bernues destacó que las acciones del equipo económico parecen estar alineadas con una estrategia que apunta a sostener la apreciación del peso y evitar una corrida cambiaria. Aunque la propuesta de llevar el dólar a valores en torno a los $1.000 puede sonar extrema, consideró que esta meta no es descabellada. De hecho, para él se trata de una "locura" con fundamentos.

El argumento central de esta visión se basa en la dinámica estructural de la economía argentina. La fuerte liquidación del sector agroexportador es uno de los pilares que está sosteniendo el valor del peso. Hasta el momento, el agro ha liquidado casi U$S 10.000 millones en lo que va del año, y en abril ingresaron U$S 2.520 millones. Según el analista, si se ajustan esos valores por los precios FOB, se trata del mejor mes de abril desde que existen registros disponibles.

Este comportamiento le está otorgando al Gobierno un margen de maniobra considerable en términos cambiarios. Además, Bernues apuntó que los exportadores enfrentan actualmente condiciones incluso más desfavorables que las del esquema "blend" anterior a la salida del cepo, lo que resalta aún más la magnitud de la liquidación actual.

En este contexto, el peso encontró en el ingreso de dólares una base sólida para ganar terreno. La combinación de intervenciones estratégicas y flujo genuino de divisas refuerza la posibilidad de que el tipo de cambio se mantenga controlado, al menos en el corto plazo.

El desafío de las metas con el FMI y el escepticismo del mercado

Los expertos de 1816 advirtieron que, más allá de las señales enviadas al mercado, el Gobierno enfrenta un desafío cuantitativo de gran magnitud: cumplir con las metas de acumulación de reservas pactadas con el FMI. En concreto, estimaron que, para alcanzar los objetivos del organismo multilateral, Argentina necesita reunir unos u$s 5.000 millones en los próximos 40 días, cerca de U$S 10.000 millones hasta septiembre y alrededor de U$S 17.000 millones de aquí a fin de año.

La consultora aclaró que no consideran estas metas particularmente preocupantes en términos de riesgo de financiamiento inmediato, ya que el FMI ya desembolsó el 60% de los fondos previstos en el programa. Sin embargo, sí observaron que el mercado internacional todavía mantiene una postura escéptica respecto a la capacidad del país de cumplir con sus compromisos.

Este escepticismo se refleja en el riesgo país, que permanece estancado por encima de los 700 puntos básicos. Para 1816, este indicador es una señal clara de que, por el momento, los inversores extranjeros no están dispuestos a financiar al Estado argentino en condiciones normales, mientras no se verifique una acumulación significativa de divisas en las reservas del Banco Central.

En este contexto, desde la consultora señalaron que una de las alternativas que se evalúan es la colocación de deuda en pesos vinculada al tipo de cambio, es decir, títulos en moneda local que se suscriben con dólares. Esta posibilidad fue mencionada públicamente por funcionarios del Ministerio de Economía y podría representar una vía para evitar tensiones en el mercado de divisas a corto plazo.

Reservas netas y el rol del FMI: un objetivo menos relevante de lo que parece

Otro de los temas que analizó Bernues es el debate en torno a la meta de reservas netas pactada con el Fondo Monetario Internacional. Mientras en gran parte del mercado se sigue con atención el cumplimiento de ese objetivo, el especialista señaló que el Gobierno transmite tranquilidad respecto a su cumplimiento. Esto podría deberse a la confianza en alcanzar las metas o a la expectativa de obtener un waiver, es decir, una dispensa formal por parte del FMI.

Para el analista, más allá del seguimiento que hacen inversores y operadores financieros, el objetivo de reservas netas no es un factor decisivo en sí mismo. De hecho, recordó que la Argentina ya ha incumplido estas metas en varias oportunidades sin que eso haya tenido consecuencias graves ni inmediatas para el país.

Bernues indicó que esto le resta peso político y económico a la presión por cumplir con el cronograma establecido por el organismo multilateral. En su visión, se trata de una meta más dentro del marco de entendimiento con el Fondo, pero no constituye un límite inamovible para la política económica local.

Este diagnóstico aporta una visión más relajada del vínculo con el FMI, que suele ser interpretado con dramatismo en el debate público. Para el especialista, lo que realmente importa es el flujo de dólares reales que ingresan al país, no tanto el cumplimiento estricto de metas contables.

Inflación contenida y señales positivas tras la salida del cepo

En el plano de los precios, Bernues identificó un dato relevante que refuerza el diagnóstico de estabilidad cambiaria: la inflación de alta frecuencia está marcando que la salida del cepo cambiario no generó una aceleración inflacionaria. Para el especialista, este resultado representa un acierto importante para el Gobierno.

En particular, un relevamiento de precios sobre una canasta de alimentos y bebidas en el Gran Buenos Aires arrojó una variación del 0% en la primera semana de mayo. Este indicador es clave porque se trata de un rubro muy sensible en el consumo cotidiano y en la percepción de inflación por parte de la población.

Bernues apuntó que incluso dentro del relevamiento se observaron bajas puntuales, como el caso de los productos de verdulería, que cayeron en promedio un 1,4%. En contraste, los lácteos registraron un aumento del 0,8%. En las últimas cuatro semanas, la suba acumulada para esta canasta fue del 2,3%, un número contenido en el contexto económico argentino.

Este desempeño le permite al Gobierno mostrar avances concretos en el frente inflacionario, en un momento en el que otros indicadores, como el tipo de cambio y las reservas, están bajo presión. Para Bernues, la combinación de estabilidad de precios con apreciación del peso configura un escenario positivo, aunque no exento de desafíos estructurales a futuro.

 

 

*Para www.iprofesional.com

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