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Los pesos “queman” menos que antes: se estabilizan los depósitos en los bancos y crecen los préstamos

ECONOMÍA Fernando MEAÑOS
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Los números finales de julio consolidaron la tendencia que en forma paulatina venía de los meses anteriores. Los bancos empezaron a mejorar su stock de depósitos porque la perspectiva de la inflación en descenso hace que los pesos ya no “quemen” tanto como antes, por lo que cede el temor del público a dejar depositado su dinero, aún con un rendimiento negativo.

Al mismo tiempo, el crédito al sector privado mostró un crecimiento del 13,7% en términos reales, con todas las variantes de préstamos en alza. La explicación es bien simple: los bancos están obligados a colocar parte del dinero que antes se llevaba el Banco Central con sus pases y sus Leliq.

“Como el gobierno no nos demanda liquidez, no hay más remedio que prestar. Esa liquidez, lentamente, está pasando del sector público al privado y eso va a hacer que el crédito crezca”, se sinceran en un banco privado líder. El traspaso de la deuda del BCRA al Tesoro hizo caer esa demanda constante y la maquinaria del crédito empezó a moverse hacia los privados.

El principal motor de la suba del crédito en julio fue el financiamiento a empresas, que creció un 17% (el descuento de documentos subió un 22,6%), aunque el préstamo al consumo también subió fuerte, un 10,4%, según explicó un informe de la consultora LCG que muestra un alza generalizado. Muchos analistas apuntan a que este dato está ligado con la magra liquidación de los agroexportadores, que prefieren endeudarse en pesos a tasas bajas y esperar un momento de menos incertidumbre para liquidar su producción valuada en dólares.

 
Lo cierto es que, siempre en términos reales y descontado el efecto de la inflación, crecieron todas los segmentos para los individuos: los préstamos personales (15,4%), con tarjeta de crédito (7,9%), prendarios (15,2%) e hipotecarios (4,6%). No obstante, la suba de julio todavía muestra cifras interanuales en rojo. En comparación con el mismo mes de 2023, el stock total de préstamos al sector privado se ubica un 18,5% por debajo.

Dos datos resaltan el peso de los números de julio. En el caso de los préstamos personales, la variación positiva “es más impactante, pues se produce durante un mes en el cual tradicionalmente la demanda de nuevos créditos se ve opacada por la percepción del aguinaldo por parte de los trabajadores formalizados”, explicó Guillermo Barbero, de First Capital. También destacó el dato de las tarjetas de crédito: “Se generalizan las promociones ante la expectativa de que los valores de inflación de los próximos meses se mantengan en niveles acotados. Al mismo tiempo, las entidades bancarias están actualizando los límites de crédito para incentivar el uso del plástico”.

El freno para esta levantada del crédito, según LCG, está en que tanto “la inflación como la actividad parecen haber encontrado cierto piso. Podrían verse nuevas mejoras que se conjugarían con la estrategia de tasas bajas, que desestimula el ahorro, pero estimula la demanda de crédito. Sin una recuperación en V, no esperamos una notable expansión del crédito a lo largo del año, aunque podría colaborar en el margen a un mayor consumo”.

También merece contextualizarse: el nivel de préstamos “se encuentra muy bajo, es solo un 43,2% del nivel del pico de mayo de 2018″. Tras el desplome de la actividad en el primer trimestre, la recuperación de la demanda, modesta y heterogénea, empieza a incentivar un sistema crediticio con los niveles más pobres de la región en términos de préstamos sobre PBI.

La clave para empezar a salir de ese pozo está en la desaceleración de los índices inflacionarios combinada con la menor demanda de financiamiento del sector público. “Lentamente, como consecuencia del proceso de desinflación, en donde se percibe que los pesos ‘queman’ menos que antes, la gente (individuos y empresas) se animan cada vez más en dejar saldos de ahorro en el sector bancario, aún con tasas nominales bajas (o nulas, como son los depósitos a la vista) y siempre a plazos cortos”, explica LCG, que califica como “tibia” la recuperación de depósitos.

De esa forma, en julio los plazos fijos privados crecieron un 1,8% real y los depósitos a la vista un 6,8%. Esto proviene no solo de una inflación en baja que va aminorando la urgencia por gastar sino también de la propia suba del crédito. “Los préstamos, en el momento de liquidarse, incrementan el saldo de depósitos, que luego darán pie a una serie de movimientos financieros, pero que pueden mantenerse en parte dentro de los bancos”, señaló el informe de LCG.

También crecieron un 7,9% los depósitos remunerados en manos de fondos comunes de inversión, que incluso muestran una suba interanual del 48,4%. La inflación de los últimos años entrenó a los ahorristas: todos saben que no puede dejarse demasiado dinero en una cuenta a la vista por demasiado tiempo. Por eso se incrementó el uso de los fondos money market, que permiten remunerar los saldos con facilidad.

En este terreno, también juegan fuerte las billeteras electrónicas (Mercado Pago, Ualá, Naranja X, Personal Pay y otras) que hoy se quedan con el 4,7% de los depósitos totales del sector privado gracias a haber impulsado distintos mecanismos para remunerar los saldos de sus clientes. En la Argentina hay 16,2 millones de cuentas de pago con un saldo de $324.000 millones y con inversiones de $2,1 billones en fondos comunes de inversión.

En cuanto a los depósitos y préstamos en dólares, también hay números más esperanzadores, aunque no tanto como los que precisa un Banco Central que tiene reservas netas negativas. Más allá de cómo siga el proceso de desinflación, allí las perspectivas son concretas: el blanqueo debería engordar el stock de depósitos en dólares, que en julio aumentó un 4,3%, con USD 770 millones que representaron el mayor incremento del año. En julio también subieron los créditos en dólares un 3,6% en el mes.

Fuente: Infobae

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