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El fenómeno Karina Milei

POLÍTICA 23/06/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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Karina Milei no se enreda en discusiones de rosca ni argumenta en función de lo que dicen los manuales. No lo sabe y tampoco le interesa. La secretaria general de la Presidencia conoce hacia dónde va, pero no tiene ninguna formación política que defina el camino. Pragmática, se mueve por lógica e instinto, corta cabezas y toma decisiones en función de una única pregunta: “¿Qué le conviene a Javier?”.

Aunque maneja la agenda de su hermano, el presidente Javier Milei, y concentra cada vez más decisiones vitales para la administración, Karina nunca concedió entrevistas ni habló en público. Quienes la conocen dicen que, probablemente, tampoco lo haga en el futuro. En la división de roles, al Presidente le tocó el de divulgador y a su hermana mayor, el de líder. Eso explicó Milei en tiempos de campaña.
 
“Moisés era un gran líder pero no era bueno divulgando. Entonces, Dios le mandó a Aarón para que divulgara. Kari es Moisés y yo soy el que divulga, nada más. Soy solo un divulgador”, dijo el Presidente, con la voz quebrada, en una entrevista que le concedió a Viviana Canosa.

Karina construye hacia adentro y arma hacia afuera. Enfocado en la macroeconomía y en el despliegue del mito libertario, Milei terceriza en unos pocos colaboradores las relaciones con la vida institucional del país. Según el tema, en el proceso pueden intervenir el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, o el asesor estrella Santiago Caputo, único personaje con acceso a la cúspide de los hermanos Milei.
Pero “el embudo” termina en Karina, que no tiene empacho en tomar decisiones y hace valer el apodo que le puso el Presidente, El Jefe. La secretaria general no da explicaciones y ejecuta planes sin medias tintas. Es blanco o negro. “Todos tienen que ir a pedirle a ella, nadie tiene autonomía”, resume un hombre de la oposición que mantiene diálogo fluido con la Casa Rosada y la califica como una mujer “muy inteligente”, pese a su nula formación política.
En el interior de La Libertad Avanza (LLA) dicen que la secretaria general está “blindada”. Tiene injerencia en todas las áreas de Gobierno y se mueve con comodidad en el poder. Un compromiso suyo equivale a uno del Presidente. No es fácil llegar a hablar con ella y su figura infunde temor. “No te cruces con Karina porque salís eyectado. Descarta gente como nada”, es la máxima que recorre el Gabinete.

Para muestras bastan los nombres que cayeron en desgracia por su decisión. El ejemplo más reciente es el de Nicolás Posse, exjefe de Gabinete y examigo de Milei. El funcionario renunció a fines de mayo y en el seno del Gobierno lo acusaron de haber utilizado los servicios de inteligencia para espiar adentro. Entre las supuestas espiadas estaba Karina.

Posse fue reemplazado por Francos, que mantiene una buena relación con Karina, pero no se pudo instalar en el despacho de su antecesor, ubicado en el primer piso de la Casa Rosada. La oficina es contigua a la del Presidente, están unidas por una puerta. También quedó en poder de Karina, que la compartirá con el vocero presidencial, Manuel Adorni, que le responde políticamente.

Más atrás en la historia quedaron el exarmador nacional y senador bonaerense Carlos Kikuchi, que fue desplazado de la campaña antes del ballotagetambién por disposición de la hermana presidencial. Meses más tarde le tocó el turno al legislador Ramiro Marra, a quien Karina mandó a desbancar al frente del bloque libertario en la Legislatura porteña. En su lugar promovió a María del Pilar Ramírez, una legisladora que trabajó durante años con el kirchnerismo y tuvo un rol preponderante en Aerolíneas Argentinas durante la gestión del camporista Mariano Recalde. Ramírez se proclama amiga de Karina y está casada con Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación, quien también responde a la secretaria general de la Presidencia.

“Gracias por tu enorme trabajo y seguir defendiendo las ideas y los valores de la libertad”, le escribió en Twitter la hermana presidencial a Ramírez después de que rompiera con Marra. Algo similar a lo que ya había sucedido en Diputados con Oscar Zago y Marcela Pagano, que fue desplazada de su rol como presidenta de la comisión de Juicio Político por decisión de Karina. Eso motivó el alejamiento de Zago.

A salvo, por ahora, quedaron la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, amiga personal del Presidente, y la canciller Diana Mondino, que sigue en su lugar, pero vio recortadas sus facultades a manos de la hermana del Presidente. A principios de junio, la Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional pasó de la órbita de Cancillería a la Secretaría General de la Presidencia. Una anomalía en la historia institucional. El área siempre fue motivo de disputa entre la Cancillería y el Ministerio de Economía.

En otro plano se ubica Victoria Villarruel, malquerida por la hermana del Presidente. La primera semana de enero, la vicepresidenta se quedó afuera de la reunión de Gabinete de la Casa Rosada porque había llegado unos minutos tarde al encuentro convocado para las 8. Sin vueltas, Karina tomó la decisión de prohibirle el ingreso. “Nadie llega después que el Presidente”, dijo.

Villarruel se hizo cargo en público de la mala relación que tienen. Dijo que el Presidente es un “pobre jamoncito” entre ambas. Su vínculo muy fluido con Mauricio Macri no ayuda. Karina es quien más bloquea el acercamiento entre Milei y el expresidente, de quien desconfía profundamente. El encono es mutuo.

La secretaria general también extiende su influencia al Poder Judicial. Fue ella quien cerró con el juez de la Corte, Ricardo Lorenzetti, la promoción de la candidatura de Ariel Lijo. Quiere asegurarse que el máximo tribunal no tumbe el plan económico de su hermano y tiene entre ceja y ceja al supremo Horacio Rosatti, que se pronunció en contra de la dolarización. Karina hizo gala de su pragmatismo cuando le explicaron que eso implicaba negociar votos en el Senado con Cristina Fernández de Kirchner. Dio luz verde.

La sociedad con Lule Menem
El armado de Karina tiene dos pilares, la construcción del discurso, que maneja Caputo, y la pata territorial, que delegó en Eduardo Lule Menem, a quien ubicó como subsecretario de Gestión Institucional en el ámbito de la Secretaría General. Hombre multitareas, Lule habitó el Congreso desde los años noventa, cuando empezó a trabajar en el despacho de su tío, Eduardo Menem, hermano del expresidente Carlos Menem.

Quienes lo conocen desde aquella época lo describen como “callado, muy pragmático y feroz en las negociaciones”, características que comparte con Karina. Lule tiene vínculos con toda la dirigencia política y se convirtió en el hombre clave del poder. Es la sombra de Karina y ya tiene una fila de detractores, al igual que la hermana presidencial, a quien sus adversarios buscan descalificar al decir que “vendía tortas por Instagram”, “tiraba el tarot” o “era la secretaria de Javier”.

En 2021, Lule fue el ideólogo de la candidatura a legislador de su primo Martín Menem. El ahora titular de Diputados fue el primer dirigente del interior del país en recibir el apoyo de Milei. Fue el germen nacional de La Libertad Avanza. Ya entonces, las relaciones entre la familia riojana, el Presidente y su hermana eran fluidas. Un año después, los Menem acercaron al espacio a Sebastián Pareja, quien se convirtió en armador de Milei en la provincia de Buenos Aires. Ahora se dedica al ámbito nacional y responde a Karina. También había trabajado en el Senado con Lule.

A fines de diciembre, Lule y Karina celebraron juntos en el palco de Diputados la elección de Martín Menem como presidente de la cámara baja. Tres meses después, Lule se mudó a la Casa Rosada para trabajar en la Secretaría General. Para entonces, ya había empezado a diseñar el armado nacional de LLA para las próximas elecciones, con pedidos de reconocimiento al sello partidario en juzgados electorales de todo el país.

En marzo, Karina y Martín Menem desembarcaron juntos en Córdoba para asistir a una audiencia ante la Justicia electoral en la que se definía la disputa por el uso del nombre LLA. La postal se repitió en varios distritos a lo largo de los últimos meses. La última fue en Chubut. Un dirigente libertario admitió ante Letra P que cree que la participación de la secretaria general en esa instancia “puede verse como una injerencia en otro poder del Estado”, dijo. No se animó a comentarlo en el seno del Gobierno, donde Lule y Karina trabajan para que, en 2025, LLA lleve candidatos “puros”, que estén enrolados en ese partido y respondan de manera vertical a los Milei.

La avanzada abrió una guerra interna con dirigentes territoriales que pusieron sus propios armados y sellos al servicio de la causa en 2023 y ahora se empiezan a sentir desplazados, como Ricardo Bussi, en Tucumán; Carlos García, en Chaco; José Peluc, en San Juan, y Gerardo González, en Formosa. El enojo crece en el territorio. Los heridos dicen que “los Menem manejan todo”.

Karina sigue adelante con la ejecución de su plan electoral. Hasta ahora, le funciona bien.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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