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Martín Llaryora sacó un buen resultado

POLÍTICA 22/04/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, llegó este domingo temprano al estadio Mario Alberto Kempes para vivir el superclásico River- Boca con las dos hinchadas que se encontraron por última vez en el Santiago Bernabeu de Madrid, seis años atrás. La expectativa era alta, pero también el temor por la violencia que orbita alrededor del fútbol argentino.

El peronista cordobesista -más cordobesista que nunca- se garantizó una foto potente antes del evento que fue televisado a 79 países y movilizó a 1.400 periodistas. “La previa” estuvo marcada por el decomiso de bebidas alcohólicas, drogas, sacacorchos, tijeras escolares y cuchillos de cocina. El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, logró la foto buscada para dar un "ejemplo" del operativo de control en las rutas de ingreso y en el perímetro ampliado de la cancha.

Casi en simultáneo, las fotos de un verde parejo de la cancha fueron la “contra” política de un gobernador que echó espuma por la boca cuando en canales porteños vio que se empezaba a “operar” en contra del estadio mundialista cordobés.

Llaryora fue el responsable de poner el epígrafe a esas fotos que pusieron en circulación de manera oficial. Ante la consulta sobre la prensa porteña y sus dudas sobre el estado del campo de juego, respondió: “No entienden nada. Podés tirarte a nadar en el césped del Kempes. No entienden nada. Siempre desprestigian al interior. ¿Qué creen? ¿Que en el único lugar donde hay césped es allá? Tirate a nadar acá”.

Llaryora canchereó porque tenía con qué hacerlo. Puso todos los recursos posibles para que el superclásico saliera redondo, como finalmente pasó. La noche del domingo comenzaron las negociaciones para jugar en Córdoba las instancias finales de la Copa de la Liga.
Como dato de último momento, el presidente de Estudiantes de La Plata, Sebastián Verón, ya hizo saber su preferencia para que el cruce con Boca se juegue en Buenos Aires.

Qué ganó Martín Llaryora
La frase sintetiza la gratificación, pero también el alivio, por un desenlace exitoso de un evento de alto calibre, impregnado de complejidades. Llaryora pudo mostrar que la provincia estuvo a la altura por su infraestructura y porque cumplió con la seguridad de miles de personas que fueron a la cancha, pero también de la ciudadanía cordobesa.

Políticamente, fue un buen remate para los fuertes contrapuntos entre Llaryora y Javier Milei durante el verano, con motivo de los festivales. El Presidente cargó contra los gastos que entendió superfluos y el gobernador defendió el impacto de esta industria en el desarrollo de la economía productiva de la provincia.

Según información oficial, la realización del superclásico dejó en Córdoba un total de $4.000 millones. Sólo en alojamiento y gastronomía, 40 mil visitantes gastaron unos $2.000 millones.

“El que tenga dudas de si hay que seguir defendiendo los eventos, que se dé una vuelta por Córdoba y vea cuánta gente hay trabajando en este marco de recesión”, fue el touché que imaginó Llaryora durante largas horas y que puedo verbalizar este domingo.

Qué perdió el gobernador de Córdoba
Para el ojo agudo, quedó en evidencia que la “marca Córdoba” -que vendió Juan Schiaretti en los debates presidenciales y que Llaryora muestra como principal baluarte- forma parte de ese corsé discursivo que achica la posibilidad de ampliar las costillas, de salirse de la política interior, para pensar en un juego nacional.

Con la reversión futbolera del “pituquitos de Recoleta”, al invitar a la prensa porteña a bañarse en un campo verde, el mandatario peronista le habló a su electorado, donde el cordobesismo sabe cómo moverse. No obstante, la cautela en la crítica de Llaryora al mandatario nacional muestra que esa receta puede agotarse pronto.

Las antinomias entre libertarios y federales no hacen mella en la consideración popular que el Presidente tiene en la provincia. Pese a las diferencias que Llaryora tiene como el liberalismo ciego, tiene que ser todavía más cuidadoso todavía que Schiaretti en tiempos de Mauricio Macri, cuando la convivencia se presentaba menos forzada que ahora.

Llaryora pudo celebrar un gol este domingo. Córdoba fue ejemplo de que se puede organizar eventos internacionales, incluso los que pueden tener consecuencias indeseadas como ocurre en el fútbol.

No obstante, también quedó claro que el peronismo no le quiso gritar ese gol en la cara al presidente que en la provincia ya definen como el “verdugo” de la producción y el desarrollismo, pero que se muestra imbatible en las encuestas del electorado compartido.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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